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Los inversionistas aprobaron la decisión del Senado de Brasil para enjuiciar a Dilma Rousseff, obligándola a dejar temporalmente la presidencia. La Bolsa de Valores de Sao Paulo culminó ayer en 53 mil 241 unidades y fue su mejor cierre en ocho jornadas, con un repunte de 0.9%.

Con la salida de Rousseff, los participantes del mercado esperan que el gobierno logre aprobar medidas que permitan a Brasil mejorar económica y socialmente. En opinión de César Elías, subdirector de análisis de Multiva, el repunte bursátil fue ligero porque los mercados tenían descontado que el pleno del Senado aprobaría el inicio del juicio contra la presidenta.

Michel Temer, quien asumió como presidente interino, prometió recortes adicionales al gasto público y privatizar sectores hoy controlados por el Estado. Asimismo, confirmó la permanencia de Alexandre Tombini al frente del Banco Central de Brasil y nombró a Henrique Meirelles como ministro de finanzas.

Para Katia Goya, economista senior de Banorte, la designación de Meirelles fue tomada positivamente por los mercados, debido a su trayectoria en la presidencia del Banco Central de Brasil entre 2003 y 2010.

“Lo que más necesita Brasil es recuperar la confianza para impulsar el consumo y la inversión”, opinó Goya, quien señaló como retos principales del gobierno la consolidación fiscal e implementación de reformas, que requieren medidas impopulares como subir impuestos, recortar el gasto y reformar el seguro social.

La economía más grande de América Latina atraviesa la peor recesión desde 1930, se contrajo 3.8% en 2015, el Fondo Monetario Internacional prevé descienda en la misma magnitud este año y se estanque en 2017. Se estima que la inflación permanecerá por arriba de la meta de 4.5% este año. El 6 de mayo, la agencia Fitch bajó la calificación de Brasil a “BB”, con perspectiva negativa.

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