Atenas/ París.— El caos que se vive en la frontera entre Grecia y Macedonia, con más de 8 mil migrantes y refugiados atrapados, adquirió ayer un cariz dramático cuando una multitud intentó romper la valla que separa a ambos países y la policía macedonia contestó con gases lacrimógenos.

La tensión surgió después de que las autoridades macedonias cerraron la frontera tras haberla abierto durante siete horas la pasada noche, periodo en el que sólo pudieron atravesarla unos 300 sirios e iraquíes. Tras ocupar las vías del tren, un grupo de migrantes y refugiados se lanzó contra la valla de alambre y empezó a lanzar piedras contra las patrullas fronterizas macedonias, que lograron dispersar a la multitud, entre la que había numerosos niños, recurriendo a gases lacrimógenos.

A partir de media mañana, la frontera volvió a abrir, pero el paso de sirios e iraquíes fue mínimo. Siguiendo el ejemplo de Austria, países de la ruta de los Balcanes como Macedonia, Serbia, Croacia y Eslovenia acordaron no permitir la entrada de más de 580 refugiados al día.

El presidente macedonio, Djordje Ivanov, dijo a la edición digital de Der Spiegel: “En tiempos de crisis, cada país debe encontrar sus soluciones”. Mientras tanto, se habilitaron dos campamentos provisionales en las cercanías de Idomeni.

La situación en los restantes campamentos del país continúa igual de dramática, pues la llegada de refugiados desde las islas no ha cesado en los últimos días. En el puerto de El Pireo hay alrededor de 5 mil personas. A la zona llegaron ayer más de 2 mil personas provenientes de distintas islas del mar Egeo.

Desalojan campamento en Calais. En Francia, el polémico desalojo parcial del campamento de refugiados de Calais comenzó ayer entre fuertes medidas policiales y protestas de refugiados y organizaciones humanitarias.

Según el canal BFMTV, las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno y cañones de agua. Una activista de la organización británica No Borders fue arrestada. Varias tiendas y alojamientos provisionales fueron incendiados. A primera hora de la noche, un grupo de unos 150 migrantes bloqueó una carretera cercana al campamento y, según medios locales, lanzaron piedras contra vehículos. Finalmente la policía sacó a los refugiados de la carretera.

La prefectura calcula que las labores llevarán semanas. Todos aquellos que se vean perjudicados por el desalojo serán reubicados, aseguró. Entre 800 y mil migrantes que viven en la parte sur del asentamiento se verán afectados, según cifras oficiales.

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