Por el impacto hemisférico de la desaceleración económica en China, del desplome de los precios internacionales del crudo y del raquítico crecimiento global, como factores generadores de nubarrones en la economía en 2016, América Latina y el Caribe vuelan con “viento de cola y de frente” y, ante una marcada depresión desde 2013, deben blindar con urgencia sus progresos sociales, cuya “sostenibilidad y continuidad” están en grave riesgo.

Las alarmas son encendidas, en entrevista con EL UNIVERSAL, por el argentino Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe de IDEA Internacional, organización mundial intergubernamental de asistencia democrática y electoral con sede en Suecia.

¿Cuál es el panorama económico de la región?

—Desde 2005, y salvo la crisis de 2009, cuando la región decreció casi 2%, 2015 fue el peor año económico. 2016 es complejo, sobre todo en América del Sur. En 2015, la economía de Brasil decreció cerca de 3.5% y la de Venezuela de 7% a 10%.

Argentina tuvo crecimiento cero. China se desacelera, su crecimiento en 2015 fue de 7% y eso afecta a América Latina en la demanda de materias primas, cuyos precios, como el petróleo, son duramente castigados.

Pese a todo, Centroamérica aventaja a América del Sur y cerró 2015 con crecimiento de 4%. México cerró 2015 entre 2.3% y 2.5% y comparado con Brasil es buena tasa, aunque tampoco es buena por sí para México, que requiere de al menos 5% para tener avances sociales significativos para reducir pobreza y generar empleo de calidad. Con crecimiento entre 2% y 3% el año pasado, Chile, Perú y Colombia no seguirán con las tasas a las que estaban acostumbrados.

¿Qué significa esta tendencia?

—Es un nuevo “normal” en América Latina y el Caribe. Ya no serán aquellas tasas de crecimiento de 5% de promedio regional en la década dorada, de 2003 a 2013, sino alrededor de 2% regional en el mejor de los casos.

¿Y los peligros?

—La marcada desaceleración pone en riesgo la sostenibilidad y la continuidad de los avances sociales. Unos 50 millones de personas salieron de la pobreza en la última década por el crecimiento económico que generó empleo todavía informal y por los programas de asistencia social. Eso permitió a esas personas aumentar el poder adquisitivo de su salario, tener mayor consumo y una revolución de expectativas. Pero la palanca económica mantiene el grillete social. Si en 2016 sigue el ciclo que empezó en 2013 con el decrecimiento, estarán amenazados los logros sociales en reducción de pobreza, generación de empleo y aumento en poder adquisitivo y consumo, insostenibles con tasas de crecimiento económico de 1% o de 2% que se anuncian para 2016. Por los vientos de cola y de frente ante los nubarrones en la economía, es urgente blindar los avances sociales en la zona.

¿Y el riesgo político?

—La década dorada, salvo la crisis de 2009, trajo progreso social y gobiernos de larga duración, estabilidad, continuidad. Con desaceleración económica, se comienza a perder empleo y a comprometer los avances sociales. Todo repercutirá en el ámbito político-electoral. Lo vimos con las derrotas oficialistas en las elecciones presidenciales de Argentina y legislativas de Venezuela, donde habrá alta tensión política. Brasil tiene una situación muy compleja, por la crisis económica y la corrupción política.

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