El presidente Barack Obama ha elegido hoy, el Día de todas las Almas en EU, (el equivalente al Día de Muertos en México), para anunciar una serie de medidas que buscarán favorecer la reinserción de miles de presos que han sido liberados o que lo serán en los próximos meses para aliviar la presión humana y financiera de las cárceles y apostar por una reforma judicial que sólo encarcele a los más violentos o a criminales con antecedentes graves.

El hecho de que haya elegido el día de todas las almas, una jornada que los católicos de EU dedican para rezar por sus muertos, para ayudarlos a salir del purgatorio, para realizar un anuncio que busca que miles de prisioneros abandonen el purgatorio de las cárceles y sean capaces de reinsertarse en la sociedad, no deja de ser una curiosa coincidencia.

Según ha adelantado la Casa Blanca, el presidente acudirá hoy a la localidad de Newark, en Nueva Jersey, para visitar un centro de rehabilitación y desintoxicación y, posteriormente, participará en una mesa redonda en la Universidad de Rutgers para intercambiar ideas sobre la necesidad de reformar el sistema de justicia criminal.

El anuncio del presidente coincide con el programa más ambicioso para excarcelar a prisioneros no violentos y para impulsar una reforma de justicia que incluye una iniciativa legislativa para rebajar sentencias en el caso de ciertos delitos perpetrados por personas no violentas que hayan sido detenidas por el uso de drogas.

Desde el año pasado, el presidente Obama decidió acometer una de las reformas más urgentes del sistema criminal de justicia para salir al paso de una de las peores crisis carcelarias y humanitarias.

La medida, según funcionarios del Departamento de Justicia, podría afectar al 70% de los internos no violentos o con un récord criminal no peligroso que purgan condenas por delitos relacionados con el tráfico o el uso de drogas.

En términos numéricos, supondría la reducción de la población carcelaria cercana a los 6,500 internos.

Con tan sólo un 5% de la población mundial, Estados Unidos cuenta con el 25% de la población carcelaria en todo el mundo. Cifras del Departamento de Justicia señalan que, tan sólo en 2010, el presupuesto erogado en su sistema carcelario superó los 80 mil millones de dólares.

Según estimaciones de organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), en los 30 últimos años que han corrido de forma paralela a la fallida guerra contra las drogas en Estados Unidos, la población carcelaria se ha disparado en un 800%.

Esta excesiva dependencia en el encarcelamiento no sólo resulta financieramente insostenible, sino que implica costos humanos y morales imposibles de calcular, según han reconocido altos funcionarios del Departamento de Justicia.

A la crisis humanitaria, por el hacinamiento en las cárceles, se ha sumado la violencia de las calles en ciudades como Ferguson, Baltimore, Nueva York, Chicago y Cleveland donde la rabia de los guetos está en relación directa con la fallida guerra contra las drogas y el encarcelamiento de las minorías que han pagado una costosa factura.

A manera de ejemplo, de 1980 a 2007, el número de reos de raza negra encarcelados por posesión de drogas pasó de 42 mil a más de medio millón.

Hoy, uno de cada tres ciudadanos de raza negra en EU terminan en la cárcel.

De ahí la urgencia de impulsar reformas y medidas que permitan desactivar la crisis generada por culpa de una fallida guerra contra las drogas y una política de cero tolerancia de los cuerpos policiales.

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