Ciudad de Guatemala.— Siempre jovial, a veces desprevenido y quizás atrevido pero de lenguaje sencillo y directo y de fácil conexión con las masas, Jimmy Morales Cabrera es un recién llegado a la política partidista de Guatemala, aunque es un viejo conocido para las mayorías de guatemaltecos que apenas subsisten como eternos marginados sociales sin opciones de progreso.

Para las multitudes de guatemaltecos, este hombre de 46 años, casado con Hilda Patricia Marroquín Argueta, con quien procreó a José, Samuel, Jorge y Raúl, es simplemente Jimmy, el payaso que se hizo famoso entre los más pobres, los menos pobres, los más ricos y los menos ricos de una Guatemala socialmente polarizada tras incursionar en 1993 como personaje inconfundible de la televisión nacional y luego al cine.

A pesar de que apenas en 2011 decidió involucrarse en la turbia política guatemalteca, caracterizada por más de seis décadas de estar bajo el férreo control de las capas minoritarias y más poderosas de la derecha radical de los rígidos estratos de mando económico y militar, su rostro es familiar para los 16 millones de habitantes de esta nación.

Para una población hundida en la desesperanza cotidiana —55% en variados rangos de pobreza— y en la tristeza del desamparo, la imagen del “para todos solo Jimmy” es sinónimo de alegría, sonrisa, diversión y buen humor y, ahora, la de favorito para ganar la presidencia de Guatemala en la segunda ronda electoral, que se realizará mañana, como candidato del opositor Frente de Convergencia Nacional (FCN).

Morales ganó sobradamente la primera vuelta, el 6 de septiembre pasado y, de triunfar mañana, asumirá el 14 de enero de 2016 para una gestión de cuatro años.

“Lo bueno de Morales es que no pertenece a la clase política tradicional, que es lo que la gente está rechazando”, afirmó el guatemalteco Edgar Gutiérrez, director del Instituto de Análisis de los Problemas Nacionales, de la estatal Universidad de San Carlos. “Y lo malo es su absoluto desconocimiento del Estado y la falta de equipo para gobernar. Dadas las circunstancias del país, es una falencia muy grave”, dijo Gutiérrez a EL UNIVERSAL.

La campaña acabó ayer al mediodía y Morales aprovechó un acto el jueves para mostrar optimismo ante la agudizada corrupción institucional, profunda crisis socioeconómica e incontrolable inseguridad y pidió a sus compatriotas “que nos unamos para hacer de Guatemala [un país] feliz e inmortal, que sólo se construirá con honor, sacrificio y esperanza”.

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