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Jonathan López Monroy sufrió fractura de cadera como resultado de un accidente automovilístico, pero su problema de salud no es impedimento para laborar en la construcción del doble túnel del Tren Interurbano México-Toluca, una de las obras más importantes que realiza la administración federal y que vendrá a mejorar la movilidad de los habitantes del Estado de México y la capital del país.

El hombre de 32 años cojea a cada paso y aún así sube y baja de la tuneladora para verificar el funcionamiento de las bandas transportadoras por donde sale el material de la excavación. La tuneladora apenas inició los trabajos de perforación que forman parte del segundo frente de obra que se abrió y es uno de los más importantes de toda la ruta.

Jonathan es uno de los tantos trabajadores que apoya en la construcción del interurbano, así como él, cientos de hombres y, algunas mujeres, se ubican en los diferentes frentes de obra.

Los obreros se enfrentan a climas diversos: Por la mañana y a mediodía, el sol radiante pega en la zona de Zinacantepec, en el Estado de México, los ingenieros deben utilizar bloqueador solar, de lo contrario la piel enrojece y puede quemarse. Con sus cascos y lentes se protegen de los rayos, el sudor cae sobre los rieles que van dando forma a las vías por donde pasarán los trenes hacia la zona de los talleres.

Del clima cálido del norte de Zinacantepec se pasa al clima templado de la zona de La Marquesa, donde se construye el bitúnel de 4.7 kilómetros. Cerca de las 3:00 de la tarde empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, el aire frío levanta la tierra y los trabajadores se protegen con suéteres y chamarras. En esta temporada invernal las bajas temperaturas calan los huesos, refieren los trabajadores, quienes pese a las inclemencias del tiempo realizan sus labores a contrarreloj, porque saben que esta obra tiene que estar terminada a mediados del próximo año. Hasta el momento, la construcción va a la mitad de los proyectado, por lo que dicen que no hay tiempo para quejarse del calor seco o del frío que se siente en la zona de las montañas.

Así lo demuestra el propio Jonathan Monroy, quien prefiere utilizar sólo una chamarra debajo del arnés que lo protege. Durante cuatro meses ha soportado el clima templado y lluvioso y así se mueve por los diversos puntos de la obra, sin que se queje de las bajas temperaturas o de cualquier otra inclemencia del tiempo, sabe que tiene que trabajar duro para cumplir con las metas establecidas; él forma parte de la plantilla de trabajadores de la empresa constructora ICA que apoya en la obra.

La construcción del túnel no es la primera en la que trabaja, pues su experiencia lo remonta a otras obras de suma importancia en la zona centro del país.

Su experiencia se remonta a la construcción del túnel de la Línea 12 del Metro, tramo que estuvo cerrado poco más de año y medio por problemas de compatibilidad entre los rieles y trenes. Ahí también estuvo en la construcción del tramo subterráneo, al lado de La Rielera, la tuneladora que perforó la tierra en la Ciudad de México.

También formó parte de la ampliación y mejoramiento de las pistas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Jonathan Monroy, quien es técnico-mecánico certificado por la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, comenta que, además de la fractura de cadera, ha sufrido diversas caídas fuera de la zona de obras que han provocado daño en sus rodillas, pero ninguna de ellas, dice, han sido lo suficientemente fuertes como para dejar de trabajar en lo que le gusta.

“Trabajamos 12 horas, de 7:00 de la mañana a 7:00 de la noche, (…). Gracias a Dios no tengo ningún dolor. [Voy al médico] cada seis meses o cada año que me toca mi revisión, (…). Yo me siento capaz”.

López Monroy afirma que tiene un compañero de obra del Tren Interurbano que tiene una mano más corta que la otra. Al menos él, relató, no ha enfrentado problemas de discriminación, pues sus compañeros reconocen la labor que desempeña y lo tratan como un integrante más de la plantilla que tiene una enorme responsabilidad en la construcción del Tren Interurbano México-Toluca.

Mientras platica con EL UNIVERSAL, los ingenieros de la obra pasan a su lado y lo saludan en inglés, él responde en el mismo idioma, pues conoce lo básico de la lengua.

Además de expertos mexicanos, la construcción del Tren Interurbano cuenta con el apoyo de personal de Francia, Italia y Alemania.

Hacia el último tramo del interurbano, ya en la zona de Santa Fe, la lluvia arrecia, son las 17:00 horas, y los trabajadores deben suspender sus labores para continuar más tarde. Sólo hay que esperar que pase el mal tiempo y seguir adelante, sobre todo, porque están conscientes de que deben terminar en tiempo y forma. Cuando pare la lluvia Jonathan Monroy volverá a subir y bajar de la tuneladora para verificar que las bandas funcionen de la mejor manera.

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