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Combatir la corrupción, demostrar su honestidad hasta el final de la administración y evidenciar que no están maleados son el estandarte que portan cinco jóvenes que forman parte del gabinete del delegado en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal.

Aseguran que su juventud y falta de malicia los fortalece porque no traen “cola que les pisen” y mucho menos son mañosos. Los cinco, tres mujeres (Nélida Chavero, Evelyn Hernández, Nancy Balderas) y dos hombres (Salvador Loyo y Hugo Fernández) encabezan el área estratégica de la demarcación: la Dirección General de Administración. La misma que en la pasada administración estuvo en el ojo del huracán por presuntas irregularidades.

Son jóvenes de entre 26 y 30 años de edad, con maestría y egresados del ITAM, UNAM, IPN y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, quienes a lo único que se comprometen es llevar a buen puerto esta curva de aprendizaje y resultados a favor de la delegación.

También se empeñan en terminar con prejuicios, los mismos que se presentaron desde su llegada a la Cuauhtémoc al ser cuestionados por el simple hecho de ser “chavos”.

Los nuevos servidores públicos se comprometen a que desde sus encargos específicos, que van desde el área de Presupuesto hasta la de Recursos Humanos, se promueva la transparencia y se extermine la corrupción.

Están conscientes de que serán medidos y evaluados a los 100 días por el delegado, a quien estiman y comparten la ideología de acabar con la corruptela, esa que ha dejado en el abandono a la Cuauhtémoc.

El voto de confianza lo tienen de Monreal Ávila desde hace poco más de tres años de que lo conocen y han trabajado a su lado. Aceptan el reto de sacar adelante, sin vicios, el tema administrativo de la demarcación.

“Hay que romper paradigmas y prejuicios, incluso desde la escuela que provienes; por ejemplo de que el ITAM sólo funciona para gente de derecha, que están peleados la educación y la formación que nos dan ahí económica con lo que la izquierda puede aportar”, dice Salvador Loyo, director general de Administración.

Agrega que el reto es hacer una izquierda más moderna y demostrar que en ella hay otros perfiles.

Llevan 15 días en el cargo, donde no existe la rutina porque para Loyo son días y tardes que comienzan con caos y que en la medida de lo posible se van resolviendo.

Nancy Balderas, jefa de Unidad Departamental de la Tesorería, ya vivió su primer reto. Fue la encargada de depositar el millón 578 mil 500 pesos que fue dejado de manera anónima en la delegación.

Acepta que no imaginó ocupar este cargo, pese a que se tienen metas a futuro. Hoy lo ve como un gran logro, pero también una responsabilidad que supera sus expectativas.

“En algún momento de la vida nos quejamos de las pocas oportunidades que tienen los jóvenes y que no hay nuevos cuadros, que siempre son los mismos y le apostamos a los ideales y a las convicciones y eso es una gran fortaleza”, afirma.

Desde su posición, advierte que se transparentarán los recursos porque es la mejor forma de hacer un lado la corrupción y como jefe no permitirla: “Es cuestión de valores y también de las autoridades, si uno no tiene el valor de la honestidad pero hay una autoridad que sí lo es y que cierra la llave de la corrupción no tendrá margen para hacer sus maniobras”.

Hugo Fernández, director de Presupuesto y Finanzas explica que su mayor reto es el gasto de la delegación, cerca de 2 mil 800 millones de pesos, de los cuales dos terceras partes se van a nómina.

Tiene la intención de mejorar las condiciones, de rendir cuentas y ser eficiente y eficaz. Dice que sin compromisos, al lado del equipo de trabajo, viene a cambiar las cosas en la Cuauhtémoc, aunque ello implica ya no salir de la oficina para ir jugar o incluso ir al cine. “Vale la pena trabajar por algo en lo que crees”.

De la misma manera piensa Nélida Chavero, de la Dirección de Recursos Materiales y Servicios Generales, quien es la única del grupo que está casada hace dos años y medio.

Se pone como meta transparentar todas las compras de la delegación, antes no se hacían licitaciones públicas por lo que se compromete a llevar a cabo una buena administración, de saneamiento a las deficiencias de administraciones pasadas.

Evelyn Hernández, directora de Recursos Humanos, tampoco la tiene fácil, su trabajo radica en manejar una nómina 8 mil 800 trabajadores; de ellos, 7 mil 800 son de base.

A ella se le vio en precampaña y campaña del delegado, pero del lado de Comunicación Social.

Está consciente que la magnitud del cargo no es la misma, sobre todo cuando Recursos Humanos se ha manejado de manera discrecional. Hay muchos ejemplos de irregularidades, comenta, como el de horas extras, omisiones de entrada e incluso salida por parte de los trabajadores.

Se considera aburrida, aunque lee mucho y sonríe en repetidas ocasiones. Trata de hacer equipo en las distintas direcciones pero la parte de administración personal ha sido difícil; le toca tratar asuntos personales como el hecho de defunciones o permisos para periodos de lactancia.

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