metropoli@eluniversal.com.mx

Todos los días Berenice Durán instala su puesto de tacos de canasta afuera del Consulado de México en esta ciudad, ella es originaria de Pachuca, Hidalgo, pero desde hace 16 años reside aquí y desde hace 10 instala su puesto.

La mujer morena, de cara redonda, vende el plato con cinco tacos a seis dólares y afirma que no le va nada mal. Ayer su cliente fue el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, quien mostró su estilo para degustarlos. Con la mano izquierda sostenía el plato y con la derecha lo llevaba a su boca, levantando el dedo meñique.

Acaba de terminar el evento en el consulado con gobernadores, fue un desayuno en el que sólo les ofrecieron jugo y un poco de fruta, platillo que no le dejaron satisfechos.

Por eso, cuando salió de la sede diplomática se fue al puesto de tacos de canasta acompañado de su jefe de gabinete, Julio Serna.

Cada uno de ellos pidió una orden, mientras que el secretario de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivski, los observaba de cerca y les hacía algunos comentarios.

Entre taco y taco, Berenice le platicó su historia de cómo llegó a los Estados Unidos, que en 25 ocasiones intentó cruzar el desierto y en 24 la detuvo la migra. La última vez pagó tres mil dólares al pollero para que la pasara, desde entonces no ha regresado a su estado natal.

Dice estar feliz de vivir en Los Ángeles con sus cuatro hijos: dos son ciudadanos norteamericanos y los otros no tienen papeles, por lo que junto con ella podrían deportarlos en cualquier momento.

Mientras el mandatario le pone cebolla y salsa a su taco de frijol, la mujer dice estar tranquila porque se encuentra en una ciudad santuario para los migrantes, sin saber que momentos antes el alcalde Eric Garsetti dijo a los gobernadores que la policía no detendría a las connacionales para deportarlos.

“¡Están muy buenos! El de frijol es el mejor, esos de frijol son inmejorables”, precisó Mancera.

Berenice sonrió y dijo gracias, mientras que el Ejecutivo local se retiraba a su camioneta negra en la que se trasladó durante los dos días que estuvo de gira en esta ciudad.

Nunca se enteró de quién fue el que le compró los tacos, a quien al principio sólo le preguntó si quería que se los preparaba como los del “DF o como se comen aquí”.

El jefe de gabinete pagó los tacos de canasta y se retiró junto con el jefe de gobierno y su comitiva del consulado. La gira había terminado y se fue con un buen sabor de boca, a taco de canasta.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses