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La Zona Rosa tiene potencial para consolidarse como el corredor turístico y gastronómico más importante de la Ciudad, opinó José Luis Mier, presidente ejecutivo de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).

“Probablemente sea el espacio más privilegiado para la convocación turística. Estamos hablando del corazón de la delegación Cuauhtémoc, no es el Centro Histórico, pero es una zona privilegiada, y es una pena que esté en esas condiciones; es un desperdicio”, afirmó José Luis Mier en entrevista con EL UNIVERSAL.

Recordó que en los 70 la zona contaba con una oferta gastronómica “formidable” donde se ubicaban los mejores restaurantes de México.

“Y se va a seguir degradando por razones de falta de seguridad, de acceso, de estacionamiento, de servicios. Y ahí afuera está muy competido, porque hay mucha gente que ofrece grandes restaurantes que tienen estacionamiento y que se están llevando a la clientela a otro lado”, señaló.

A consideración de José Luis Mier, la Zona Rosa debería convertirse en una Alameda donde los visitantes puedan caminar, convivir e ir a comer.

“La Canirac tiene sedes en todas las demarcaciones, y la de la delegación Cuauhtémoc frecuentemente reporta que la zona, al estar poco cuidada, empieza a desmerecer comercialmente. Se cae en manos del abandono, de la indigencia y bajeza”, lamentó.

La misma opinión fue compartida por varios restauranteros de la Zona Rosa, quienes se quejaron, principalmente, de la presencia de personas en situación de calle que recorren el área y que espantan a la clientela.

Mal aspecto. Rocío Guzmán, de un restaurante de comida china ubicado en Hamburgo, comentó que a diario tiene que despertar a un hombre en situación de calle que ocupa la entrada de su negocio para dormir.

“No son malos, no hacen nada, pero su aspecto espanta a la gente. Él regresa al mediodía y se queda sentado afuera del restaurante y a veces se pone a hablar solo y eso ahuyenta a la gente, (...). Me he quejado con los policías, vienen y lo quitan, pero vuelve”, señaló.

Cristian Villegas, que gestiona un restaurante de comida mexicana, aseguró que la falta de luminarias y los indigentes afectan su negocio.

“Es muy sencillo, tú vas caminando y de pronto ves una zona oscura, con basura, que huele mal y donde hay indigentes, ¿qué vas a hacer? Te vas a ir, porque no te vas a exponer a que te asalten, te golpeen o hasta te violen.

“Este asunto de las calles, de la inseguridad no es nuevo. A las autoridades no le importa pero a nosotros sí porque nos ahuyenta a los clientes”, señaló el comerciante.

Manuel Cantú, quien se dedica a repartir volantes a los transeúntes para invitarlos un bar ubicado en el corredor de Génova, explicó que es lamentable que las calles y las jardineras estén afectadas y en mal estado.

“A mí me causa pena ajena. Cuando veo a los turistas y veo que mi calle está llena de basura, que los pisos están quebrados. Eso no es lo que quisiéramos mostrarles, queremos tener una calle bien para nosotros y para ellos, nos beneficiaría más, vendrían más personas”, afirmó.

—¿El negocio reporta pérdidas por el estado que guardan las calles?

—Pues no mucho, la verdad, sí viene mucha gente, aunque siempre nos podría ir mejor, por eso la asociación de comerciantes siempre ha pedido apoyo porque estamos en un lugar que puede dar para mucho más.

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