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María del Rayo Torres Márquez es madre de Fernando, un chico de 14 años diagnosticado hace un año con sobredotación intelectual. Es hijo único de madre soltera y es el orgullo de su familia.

“Fue una gran sorpresa cuando lo diagnosticaron, supe que era la respuesta a muchas cosas que yo me había preguntado sobre el carácter de mi niño porque él siempre buscaba solución a los problemas, sus profesores reconocían que era muy inteligente pero decían que había un problema con él, siempre rebatía conceptos o los corregía y eso enojaba a los maestros”

Rosa María Espriu, directora y fundadora del Instituto de Asesoría y Capacitación Educativa (IACE), señaló que la familia es el apoyo más importante, ya que va a depender de los padres que el menor pueda ser identificado y potencie sus capacidades.

Durante su niñez, el hecho de descubrir su potencial llevó a que Fernando fuera discriminado. Ahora cursa el segundo de secundaria y es parte del programa PIDASI, diseñado por el DIF de la Ciudad de México y en donde aprende a enfrentar su poca tolerancia a la frustración, a mejorar su autoestima y generar relaciones sociales propias.

La especialista en diagnosticar y trabajar con sobredotados señaló que aunque los menores logren escalar en la academia, siempre va a ser necesario que conviva con otros de su edad y, a su vez, que lleve un seguimiento para monitorear su estado anímico.

Para la mamá de Fernando fue difícil enfrentar los señalamientos de la escuela en niveles básicos, pues como el pequeño siempre hablaba en las clases, los profesores sentían que les faltaba al respeto.

Por su experiencia, la señora María explica que en las escuelas es común que menores diferentes sean encasillados como niños problema, ya que hay casos como el de su hijo pero también existe el lado contrario, niños que son inquietos, no aprenden y son groseros, pero tampoco se les detecta porque los profesores no quieren, no están preparados, ni tienen el conocimiento para saber orientar a sus alumnos ni a los padres.

A nivel social, cuenta, un tema que causa disgusto es que niños con alto coeficiente intelectual sean llamados sabelotodo o cerebritos y aunque no se trata de un insulto explícito, son palabras que se utilizan como burla ante una condición cerebral.

Fernando Torres es parte del Programa Integral para el Diagnóstico y Atención a la Sobredotación Intelectual (PIDASI) que fue diseñado por el DIF de la CDMX como una manera de captar a los 100 mil niños sobredotados que se estima hay en la capital.

Como parte de las acciones que realizan los niños están talleres de ajedrez, creación literaria, matemáticas, robótica y algunos deportes, entre otros. Mientras que los padres también reciben orientación psicológica para saber cómo apoyar a sus hijos.

Aunque Fer, como lo llama su mamá, sigue siendo introvertido, callado y a veces inseguro, ha notado crecimiento desde que se incorporó al programa, a tal grado que sus compañeros se han convertido en amigos.

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