Diabéticos, hipertensos, celiacos e intolerantes a la lactosa, entre otros, podrán consumir un helado nutritivo elaborado con leche vegetal de avena y harina de lenteja, desarrollado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

 

Este postre es considerado como nutritivo debido a que aporta los ocho aminoácidos esenciales que requiere el organismo, informó el instituto en la Gaceta Politécnica.

 

El contenido calórico del producto es más bajo que el  de un helado, pues en vez de tener mil 300 calorías, el postre hecho por politécnicos sabor betabel con arándano aporta 380 calorías y el de coco con jícama brinda 580.

 

Los alumnos del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud, Unidad Milpa Alta, desarrollaron el helado denominado Kühi, cuyo nombre significa en otomí “sabroso”.

 

Los jóvenes creadores explicaron que la leche de avena usada para la fabricación de estos helados aporta carbohidratos de fácil digestión y grasas monosaturadas que proporcionan energía al organismo.

 

El helado tiene vitamina B, que es benéfica para el sistema nervioso, agregaron.

 

Y para mejorar su aporte nutrimental, los jóvenes añadieron harina de lenteja, la cual cuenta con aminoácidos de fácil digestión, así como un alto contenido de proteínas y ácidos nucleicos que dan vitalidad.

 

Con este antojo las personas que pedecen esta enfermedad tendrán la oportunidad de disfrutar lo sin tener que afrontar los padecimientos que estos les ocasiona. 

 

Delicia con historia

 

De acuerdo con las crónicas, se dice que en el tradicional mercado de Tlatelolco llegaban los nobles guerreros, grandes señores y doncellas, para conseguir los artículos más variados, más extraños y exóticos; dentro de estos productos se encontraba la nieve que en aquel tiempo tenía un precio elevado, de 20 semillas de cacao.

 

Los cronistas de la época relatan que el hielo era traído desde los volcanes Popocatepetl e Ixtacihuatl. Este era llevado primero a Santiago Tulyehualco y posteriormente a Chalco, donde los xochimilcas pasaban la noche, a la mañana siguiente salían  nuevamente a los volcanes, para hacer sus recorridos y traer un nuevo abasto de nieve para deleitar a los antiguos mexicanos. 

 

Esta era pasada en tres entregas hasta llegar al mercado de  Tlatelolco, donde era vendida sólo para los grandes guerreros y  patriarcas.  

 

Con la llegada  de los españoles, la  deliciosa nieve era consumida en época de calor. Para los  jueves y viernes santo, eran los días que se disfrutaba como postre.

Ingenio artesanal

 

Es importante saber que en el mundo se registra que durante la Edad Media, en las cortes árabes se preparaban productos azucarados con frutas y especias enfriadas con hielo de las montañas. A esta mezcla se le llamaba en árabe sharbat. Esta palabra pasó al turco como serbet. El término hispano sorbete también se puede haber derivado del idioma árabe.

 

Después se inventó la técnica de poner hielo con sal en una tina de madera, colocar un bote de metal y agregar un licuado de sabor. El nevero mueve el licuado con una madera de manera que se va creando el hielo y éste va subiendo por las paredes del bote, hasta convertirse en nieve.  

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