Narciso Bassols es una figura injustamente poco valorada en la historia nacional y, sin embargo, tan vigente en estos tiempos de transformación. En él se encarnan la austeridad como forma de vida en los servidores públicos y el talento al servicio de las causas de la Revolución Mexicana.

Funcionario público de primer nivel, ocupó las secretarías de Educación, Relaciones Exteriores y Hacienda, también diplomático y delegado ante la Sociedad de las Naciones. Y sin embargo, no aprovechó estos cargos para amasar fortunas materiales ni cayó ante la tentación de los pequeños o grandes privilegios que desde entonces disfrutaba la clase política.

Cuando habla de él don Jesús Silva Herzog, el hombre de la Revolución, también hace una descripción de la conducta de un servidor público con un gran desprendimiento de los reconocimientos materiales que acompañaban muchas veces a los cargos públicos. Al describirlo, don Jesús Silva Herzog comenta que Bassols regresaba al erario hasta el recurso que le daban para la gasolina del coche.

Como secretario de Hacienda, en el gobierno del general Lázaro Cárdenas, don Narciso Bassols promueve esta conducta austera, insta a no abusar de los recursos públicos, a utilizarlos estrictamente para los fines para los que están hechos, destinados.

Esta militancia por la austeridad de don Narciso Bassols encuentra un reflejo de nuestros días. Por desgracia, una de las críticas que se hacen a los gobiernos posteriores a la Revolución es el descontrol en el manejo de los recursos públicos. La actitud ética de Bassols no tuvo eco hasta nuestros días en que desde la cúspide del Estado mexicano se promueve la austeridad y la ética como código de conducta de los servidores públicos.

Sin embargo, la figura de Bassols no se limita a su sobriedad ante el dinero. Él es un intelectual forjado en la Revolución y es también uno de los jóvenes que influyó en las decisiones del proceso revolucionario mexicano. Una muestra de ello es cuando se encargó de redactar la Ley Agraria, pues en él se conjuntan no sólo el conocimiento jurídico necesario para este fin, sino también la sensibilidad social.

Cuando termina el sexenio del general Lázaro Cárdenas, el propio Narciso Bassols es uno de los visionarios críticos del proceso de desviación de la Revolución Mexicana.

Lo que en su momento se consideró incluso hasta exagerado, después se vio que por desgracia resultó profético. Apenas había terminado el sexenio del general Lázaro Cárdenas y empezaba el del presidente Ávila Camacho, Bassols señalaba ya diversas conductas, programas, decisiones que iban desviando el sentido de los gobiernos revolucionarios, la falta de continuidad, de profundización de las reformas sociales.

Una vez que terminó la etapa cardenista, esta desviación señalada por Narciso Bassols determina lo que va a ocurrir después.

En estos días de gobierno de izquierda, de austeridad republicana y de pensamiento crítico, Narciso Bassols es un ejemplo a seguir.


Presidente del Senado

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