La confianza —dicen— es como una goma de borrar; cada nuevo error la hace más pequeña hasta que al final desaparece, se trata de una emoción que lleva asociada el riesgo de la decepción, y en nuestro país una de las instituciones que menos confianza nos merece es la policía de las entidades federativas.

Debería ser al revés, que la policía más cercana a nosotros, la municipal y estatal fueran las que más confianza nos inspiraran, pero la Encuesta Nacional sobre Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2017) dice en pocas palabras que 80% de los mexicanos considera que sus policías locales son corruptas y que menos del 50% confía en ellas.

Viene a colación esta reflexión sobre la conducta de estos servidores públicos pues apenas el 22 de diciembre en curso, gobernadores, jefe de Gobierno y presidentes municipales celebraron el día del policía; reconocimiento que seguramente merecen muchos de ellos; policías hombres y mujeres, que han entregado su vida en el servicio, y aquellos que todos los días se esfuerzan por cumplir con su deber, con ellos tenemos una deuda social.

Pero casos como los que ocurren en Morelos nos hacen dudar y con razón desconfiar de la policía de mando único. De hecho, hasta su jefe, el comisionado estatal de Seguridad Pública, tiene la misma percepción, porque ha dicho que no confía en 25% de su personal de un total de 5 mil 224 elementos.

Sólo tres botones de muestra documentan nuestro pesimismo en las policías de Morelos, todos ocurridos en este mes de diciembre. En Zacatepec, en un retén los policías asesinan a dos y hieren a un tercero, después de que los ciudadanos amenazaron con denunciarlos por robo de sus pertenencias en la revisión; dos de los homicidas ahora están en la cárcel; En Temixco, un comando de policías ingresan sin autorización judicial a un domicilio en la madrugada, y dan muerte a 6 personas, cuatro de ellos eran mujeres, una bebé y un menor de 13 años; en Cuernavaca, tres sujetos, uno de ellos mujer, son detenidos cuando a bordo de una pick up transportaban en tambos con 400 litros de gasolina, eran los tres policías que fueron puestos a disposición por huachicoleros. Todos estos servidores públicos miembros del mando único de Morelos.

El asunto no es menor cuando consideramos que todos esos policías habían cumplido o aprobado con examen de confianza que los somete al polígrafo, a pruebas toxicológicas y revisión de situación patrimonial. Tal vez debería revisarse a quienes los aplican o quienes solapan conductas que denigran el trabajo de los demás policías.

Particular atención debemos poner en el tema de la corrupción, donde los policías de transito son los campeones de la corrupción, de acuerdo con la ENVIPE, de todas las instituciones policiales, las de tránsito en ciudades como Cuernavaca, son percibidas como corruptas por 80% de los ciudadanos. Si toleramos que desde esta instancia vial la corrupción se anide, no sorprenda ver casos tan penosos y graves como ocurren en la policía de mando único en Morelos.

Vicepresidente de la Cámara de Diputados.

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