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Entre calles empinadas y pedregosas los habitantes de la colonia Tomás Yarrington Ruvalcaba sufren por la falta de energía eléctrica y de drenaje: “Si antes estábamos en el olvido de las autoridades, con la detención del ex gobernador nadie nos quiere ayudar”, se lamenta Gloria Valderrama, vecina del lugar.

La colonia se ubica al surponiente de la capital, al pie de una enorme montaña verde, la Sierra Madre Oriental. El acceso no es nada fácil, se realiza cuesta arriba entre piedras picudas y boludas, de gran tamaño. El vehículo no para de rebotar.

Fue fundada hace 18 años, unos meses después de que Tomás Yarrington Ruvalcaba, asumiera la gubernatura; los vecinos del lugar tenían la idea de que el nombre les abriría la puerta para recibir apoyos gubernamentales.

No fue así. El apoyo nunca llegó, sus habitantes batallan por la carencia de todos los servicios públicos y, ante la reciente detención del ex gobernador en Italia, ahora reniegan de su nombre, el cual consideran que de no cambiarlo será como una maldición.

Antonio Guzmán, propietario de la tienda Abarrotes Patty, explica que tiene 10 años de vivir en la colonia Tomás Yarrington y nunca los han apoyado las autoridades.

“No nos hacen caso y ahora con su nombre, ¡menos! Yo si estoy de acuerdo que le cambien el nombre a la colonia”, expresa.

Saca una cinta métrica y muestra el tamaño de las piedras frente a su propiedad, “cuando llueve esta calle se convierte en un arroyo”.

Pero, las mayores calamidades son a causa de la falta de drenaje y de energía eléctrica, “para tener luz tuvimos que pagar un contrato desde la casa de mi hija, que vive a varias cuadras, los recibos nos llegan muy caros”, explica.

La colonia reúne un total de 750 lotes, de los cuales aproximadamente 80% están habitados.

En el lugar predominan las casas con paredes de madera y techo de lámina, aunque también hay quienes construyeron viviendas de bloques y concreto.

Para superar la necesidad de energía eléctrica el ingenio ha llevado a los residentes a traer el servicio de las colonias colindantes, la Simón Torres al Norte y la Estudiantil al Sur. Entre la tierra se observa el cableado y también en lo alto de los techos.

“No nos robamos el servicio. Todos pagamos, pero lo queremos en nuestras casas”, dice Lucía Báez.

Calles hacia arriba, los perros y la música norteña ambientan la tarde.

Surgen más quejas, “tenemos cuatro meses que reportamos esta fuga de agua y no nos dan solución”, indica la señora Viviana Páez de la Cruz.

Comenta que debido a lo irregular de las calles tampoco circula ninguna ruta de transporte urbano, para trasladarse a la zona centro deben caminar muchas calles.

Quienes tienen vehículo propio no escapan de las ponchaduras continúas de los neumáticos.

A raíz de la detención del ex gobernador Tomás Yarrington, los regidores del PAN se pusieron a trabajar en una propuesta que harán en la próxima sesión del Cabildo, para cambiarle el nombre a esta colonia.

Al respecto, el regidor Javier Mota Vázquez opina: “No es correcto rendir homenaje a quienes causan daño y desprestigio a un pueblo por sus acciones al margen de la ley”.

Advierte que si existieran calles o lugares públicos que lleven el nombre de Tomás Yarrington también pedirán que sean cambiados.

Cansados de permanecer en el olvido, la mayoría de los habitantes de la colonia coinciden en sumarse a la propuesta.

“Nos dejó marcados con su nombre, claro, ¡qué lo cambien!”, expresa con molestia Alberto Pérez; mientras que la señora Valderrama dice, “a ver si con el dinero que le quiten nos mandan algo”; y otra señora reniega de todos los políticos, “me da igual, son una bola de ladrones”.

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