En lo que va de la administración del gobernador Jaime Rodríguez Calderón, quien asumió el cargo el 4 de octubre de 2015, se han registrado al menos siete incidentes violentos en los penales de Topo Chico, Apodaca y Cadereyta, lo que ha dejado más de 54 muertos y decenas de heridos.

Apenas el pasado 15 de marzo se difundieron las vejaciones que se cometían en la cárcel de Apodaca al obligar a reos a vestir ropa interior femenina. Esto evidenció el “autogobierno” que se vive en las cárceles del estado; por ello, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) urgió a las autoridades penitenciarias a restablecer el orden, ante la falta de autoridad.

Ante esta realidad, el gobierno estatal decidió cambiar a los internos vulnerados a la cárcel de Cadereyta, consideraba la más pacífica de los tres penales estatales.

En septiembre de 2016 en este mismo reclusorio se registró una riña entre miembros de dos cárteles, lo que dejó tres heridos.

Pero el penal del Topo Chico ha sido el que registra más incidentes y de mayor violencia: 54 muertos y 41 heridos. El más trágico, y que hasta hoy marca el récord nacional en cuanto al número de víctimas fatales, ocurrió durante la noche del 10 y la madrugada del 11 de febrero de 2016, cuando se enfrentaron dos grupos de Los Zetas que se disputaban el control del reclusorio. Entonces El Bronco afirmó que se acabarían los autogobiernos y que cerraría la cárcel de Topo Chico. Ninguna de las dos cosas ha sucedido. El 1 de junio del año pasado murieron tres internos y 19 resultaron heridos en otra disputa y una más ocurrió el 13 de octubre de 2016.

Mientras el gobernador rendía su informe de labores hubo una riña entre internos, con saldo de un muerto y ocho lesionados.

El 2 de noviembre, dos agentes resultaron heridos por los presos cuando realizaban revisiones. El 30 de noviembre de 2016 se registró otra riña entre internos, lo que dejó dos heridos.

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