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Michoacán.

El 28 de julio la directora de Inspección y Vigilancia del ayuntamiento de Morelia, Michoacán, Maricruz Ontiveros Aguilar, encabezó un operativo de rutina para supervisar un local que, aparentemente había violado su permiso de comercialización. Encontró un local con ocho computadoras y cartulinas de papel que anunciaban “tardecita en calzones”; “martes en pelota”, “miércoles de 2x1” y “Bunkkake”.

Ubicado en la calle Andrés Quintana Roo número381, en el centro de la ciudad, el lugar resultó un bar-gay clandestino que operaba desde hacía tiempo bajo el disfraz de un cibercafé y que finalmente fue denunciado por vecinos, quienes tenían meses quejándose de que día y noche se oían gritos, risas, llantos, música alta, pleitos callejeros y se veía una constante entrada y salida principalmente de hombres.

La sorpresa de los inspectores fue enorme al descubrir un salón con más de 100 personas que deambulaban desnudas y más de la mitad del grupo eran jovencitos de entre 13 y 17 años. También encontraron cabinas e incluso un “glory hole”, que es un agujero para realizar prácticas sexuales.

El bar-gay clandestino llamado “The Cave” se ofertaba en internet como: “El primer lugar en su tipo en Michoacán con cabinas de video. El ingreso es bastante discreto y no tiene letreros ni anuncios, por lo que hay que ubicar bien la ubicación (sic). Se ingresa a través de un mostrador que exhibe ropa interior para hombres. Ya adentro hay media luz y unas 12 cabinas individuales con su propia tv, proyectando videos gay xxx; hay Glory Hole y cortinas; cuenta con excelente atención y se puede encontrar todo tipo de gente”.

Clandestinidad. Este comercio sexual opera también en concurridas fiestas, casas particulares o salones de baile y día a día gana adeptos y utiliza sofisticados mecanismos para pasar desapercibido.

En lo que va del año, en Morelia, la ciudad que las autoridades se esmeran en posicionar en el mapa del turismo nacional, tan sólo en el primer cuadro de la ciudad se han asegurado cinco prostíbulos clandestinos disfrazados de cibercafés, en donde menores de edad pueden ver pornografía sin restricciones y sostener encuentros sexuales ocasionales con adultos.

Las autoridades locales reconocen que esta nueva forma de prostitución se ha extendido con rapidez en ciudades como Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Uruapan, Sahuayo y Zamora.

En Morelia este tipo de “negocios” se asentaron desde hace por lo menos cuatro años como una red que tiene alcances visibles hasta el Estado de México, Querétaro y la Ciudad de México, aseguran.

El caso más reciente fue el del pasado 6 de octubre, cuando la Procuraduría General de Justicia en el estado (PGJE) intervino un local de ropa llamado “La Santísima”, ubicado en la calle Pino Suárez, número 56, a un costado de la Cámara de Diputados.

Igual que en Quintana Roo 381, era una tienda de ropa para hombre, pero también había computadoras, cabinas armadas con una pequeña cama y una pantalla de televisión en la que se proyectaba exclusivamente pornografía.

Este es el quinto lugar intervenido por el ayuntamiento y la policía local que opera con el mismo concepto, además de que se anuncian con frecuencia en internet y a través de redes sociales. El caso del negocio “La Santísima” de trata del primer operativo en el que han sido detenidos presuntos responsables de corrupción de menores.

La Procuraduría General de Justicia local dio a conocer la noche del pasado viernes que cinco personas fueron detenidas y llamadas a declarar bajo esa acusación, y detalló que había sido encontrado un menor de edad que fue canalizado al Centro de Atención a Víctimas.

A la fecha la autoridad municipal no ha podido establecer cuántos cibercafés de este carácter operan en la ciudad, y tampoco cuentan con el personal suficiente para realizar las labores de vigilancia.

Hasta ahora el ayuntamiento mantiene clausurados los establecimientos que servían de fachada de los prostíbulos clandestinos, pero no han sido retiradas las licencias de operación.

La historia de “Rob”. Tiene facciones aniñadas a pesar de estar a punto de cumplir los 17 años, sus ojos se esconden tras unas tupidas pestañas que se aprecian mejor cuando baja los ojos al suelo para evitar las miradas.

También se aprieta las manos, sudorosas constantemente, al contar el momento en el que un hombre le ofreció dinero a cambio de sexo oral una noche de agosto.

Estudia la secundaria y dice que le gusta la ropa y los zapatos de marca, que su madre no le puede pagar con el sueldo de trabajadora doméstica que recibe cada semana.

Su mamá, Angélica “X”, asegura no saber en que momento “Rob” empezó a prostituirse, pero admite haber notado que de un tiempo a la fecha dejó de pedirle dinero y que ,por el contrario, a veces él le prestaba.

“Rob” se niega a decir quién es su proxeneta y como llegó al prostíbulo clandestino “La Santísima”, donde fue detenido el viernes pasado junto con otros cuatro hombres que estaban en el lugar.

Permanece en las instalaciones del Centro de Atención a Víctimas del delito municipal y se niega a denunciar a nadie. Las autoridades policiacas aseguran que el joven irá a parar a una casa hogar si su madre no es capaz de demostrar que puede atenderlo y poner una denuncia por corrupción de menores.

“Rob”, se niega a reconocerse como víctima de trata y asegura que iba tres veces a la semana al bar por voluntad propia, a trabajar como mesero y a veces a acostarse con los clientes. Una parte de lo que ganaba, indica, se la daba al encargado del lugar “como comisión por usar la cabina y bañarme después de tener relaciones sexuales”.

Los implicados. La noche del 28 de junio la policía municipal puso a disposición de la PGJE a Guillermo Pérez de Larriva, Carlos Alfredo Martínez y Sergio Ramos. Los dos primeros eran empleados del bar y el último el administrador principal de “The Cave”, pero no era dueño del permiso comercial ni del edificio donde operaba.

En las primeras declaraciones e investigaciones, la PGJE supo que el permiso comercial del cibercafé estaba catalogado como un comercio de giro “blanco”, destinado a la venta de ropa para caballero.

La autorización se encuentra a nombre de Andrea Acosta Moreno, una joven de no más de 25 años, que cuando fue llamada a declarar no paraba de gritarle a su socio, Sergio Ramos. Según consta en el expediente, también fue llamada a declarar una mujer de nombre Tatiana Reyes Vera, quien dijo ser la encargada del edificio donde operaba el cibercafé y prostíbulo clandestino, pero aseguró que su función sólo era la de recoger la renta.

Señaló que vivía en el lugar (Quintana Roo 381) desde hace 10 años y que a pesar de ello nunca se enteró de las actividades ilícitas que se registraban ahí ni de las fiestas que acababan hasta el día siguiente.

Por su parte, Sergio Ramos, en su declaración señaló que no era originario del estado de Michoacán y que vivía tres de los siete días de la semana en Querétaro. Contrató un abogado que logró que no pisará la cárcel y que no fuera detenido ni ese 28 de junio ni en los días subsecuentes.

Según una fuente de la PGJE reveló que Sergio Ramos ha recurrido a las amenazas y a la extorsión con abogados y ministeriales, poniéndoles sobre la mesa dinero y una pistola; además, ministeriales y abogados que conocen del caso han recibido amenazas de muerte de un teléfono celular identificado con el número (443) 3 86 33 11. En las llamadas una mujer que se presenta como tía de Sergio Ramos asegura tener un mando de jerarquía dentro de la PGJE y atender órdenes del ex comandante Rogelio Arredondo Guillen, actual director de Investigación y Análisis de la dependencia para archivar el caso.

Arredondo Guillen es un mando policiaco que llegó a Michoacán con el equipo del actual procurador de justicia, José Martín Godoy Castro, pese a tener un proceso legal en Tijuana por encubrimiento de traficantes de personas y nexos con el narcotraáfico.

Derechos Humanos. El día que se descubrió el bar clandestino “The Cave” también ubicaron otro prostíbulo similar en la calle Pino Suárez 38.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), que encabeza Víctor Manuel Serrato Lozano, tomó el caso de los bares clandestinos por oficio. Reconoció que el problema en Michoacán es “sumamente delicado”, pero que permanece en las sombras por falta de denuncias públicas.

En 2014 la CEDH conoció solo un caso de trata, al igual que en 2015. En lo que va de 2016 la PGJE reporta ocho casos de trata y que en ninguno de ellos hay detenidos ni consignados.

El presidente de la asociación civil Eclosión “La llave de la Esperanza”, Felipe Tzirate Muro, asegura que la trata de personas en Michoacán con fines de explotación sexual “se ha vuelto una cosa común y de fácil acceso”.

Denuncia que existen enganchadores que acuden a fiestas convocadas vía redes sociales y dirigidas a jóvenes de entre 12 y 17 años que se realizan en casas particulares donde la droga y los proxenetas son comunes.

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