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Mérida.— Ante los altos índices de suicidios en la entidad, la bancada de 13 diputados del PRI en el Congreso estatal presentó una iniciativa de ley que permitiría crear políticas enfocadas a prevenir este fenómeno social, considerado en la localidad como un “problema de salud pública”.

De acuerdo con estadísticas oficiales, Yucatán ocupa el tercer lugar a nivel nacional en suicidios, sólo por debajo de Quintana Roo y Campeche.

En 2015 hubo un reporte de 192 casos y en los que va de 2016 la Fiscalía General del Estado (FGE) ha iniciado 180 carpetas de investigación.

Instituciones del sector salud estatales y expertos advirtieron que la mayoría de los suicidios se relacionan con problemas de depresión y de disfuncionalidad familiar.

Esta enfermedad puede llegar a ser crónica o recurrente al punto de dificultar el desempeño en el trabajo o la escuela, así como la capacidad para afrontar la vida diaria de quienes la sufren, afirmó el académico y ex director del Instituto Psiquiátrico de Yucatán, Arsenio Rosado Franco.

En su forma más grave, dijo, puede conducir al suicidio: “Quienes padecen depresión atraviesan episodios largos de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración”.

Alertó que los síntomas no siempre son tomados en cuenta por familiares o personas cercanas del afectado.

Descartan aumento. El secretario estatal de Salud, Jorge Eduardo Mendoza Mezquita, declaró que no existe un incremento real de suicidios en Yucatán. Si se toman las cifras de los últimos 10 años, “nos hemos mantenido en un porcentaje de suicidios”, pues, dijo el funcionario, así como ha aumentado el número de casos también se ha incrementado la población.

Consideró que “falta mucho por trabajar; debemos evitar a toda costa que ocurran estas muertes”.

Para Rosado Franco las principales causas que provocan depresión son la ruptura sentimental o la pérdida de una pareja, el cambio de estatus económico y el abuso o descontinuación en el uso de drogas ilegales, entre otras. Otro factor, dijo, es la violencia familiar, sobre todo, la de género.

Destacó que 70% de las personas que se suicidaron padecieron depresión, de ahí la relevancia de tomar acciones de prevención.

La influencia de los medios de comunicación y el impacto de las redes sociales son herramientas que inciden en el manejo de las noticias, sobre todo cuando se dan a conocer imágenes de acontecimientos relacionados con el suicidio, lo que puede alentar esa conducta, opinó Jed Magen, siquiatra de la Universidad Estatal de Michigan (MSU, por sus siglas en inglés).

Agregó que la Organización Mundial de la Salud aconseja evitar el sensacionalismo en los medios y la difusión explícita de métodos que se utilizaron para cometer suicidios.

Proyecto de ley. Ante esta problemática, la bancada del PRI en el Congreso del estado —que tiene mayoría legis-
lativa con 13 de 25 diputados—, presentó una iniciativa de ley.

De acuerdo con la diputada Verónica Camino Farjat, la propuesta busca reformar leyes de salud y educación del estado, con la intención de disuadir, prevenir y ayudar a personas y a familias que han experimentado el problema del suicidio, considerado ya como un problema de salud pública.

Comentó que, ante ello, deben impulsar acciones legislativas dirigidas a garantizar el bienestar de las persona, su entorno y, en este caso, la vida.

El objetivo es, en sincronía con autoridades de salud, crear un plan de acción en áreas de salud mental pública contra el suicidio, cuya base esté en las escuelas públicas y privadas.

“Esa época mala ya pasó”. A los 26 años, Karla intentó quitarse la vida: “No sé qué pasó... de pronto agarré la navaja y corté mi muñeca izquierda; los borbotones de sangre me hicieron reaccionar. (...). No era lo quería, no quería morir, grite y pedí ayuda, mi padre me auxilió y aquí estoy”.

Está convencida de que no lo volvería a hacer. “Andaba enojada, tuve una discusión con mi novio y fue cuando agarré la navaja”.

A partir de aquel episodio, dice que su familia se acercó mucho más a ella, además de que empezó a tomar terapias en el Instituto Psiquiátrico de Yucatán. Ahora acude tres veces por semana a un grupo de autoayuda, con fortalecimiento emocional.

“Me siento bien, creo que esa época mala ya pasó. No quiero volver a sentirme así, vacía y sin ganas de vivir. Ahora, poco a poco voy mejorando. Esa no es la solución…”.

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