Padres de familia intentaron abrir una escuela secundaria en  Tuxtla Gutiérrez para exigir a los maestros que inicien el ciclo escolar.

Mientras tanto en Tapachula, por la presión de los padres de familia, docentes iniciaron clases en la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez.

Un grupo de padres y madres acudió a la escuela secundaria del estado en el sector oriente de la capital chiapaneca e intentó ingresar al inmueble donde “encontraron roto el candado” de la puerta exterior de acceso.

Los quejosos aseguraron que acudieron para exigir la apertura del plantel y que sus hijos accedan al actual ciclo escolar, pese a las amenazas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Rodrigo Cruz dijo que han tratado de hablar con la CNTE para que “entienda” que los padres de familia lo único que pretenden es que sus hijos vuelvan a clases.

Aseguró que cuando llegaron a la escuela “el candado ya estaba roto”. “No lo rompimos nosotros porque no queremos violencia, la única petición es que los niños ingresen a las aulas porque son los más perjudicados con el paro”, sostuvo.

Exigió que el gobierno y el magisterio resuelvan el conflicto; lo único que incumbe a los jefes de familia es la educación y seguridad de sus hijos, precisó.

“Los padres de familia tenemos mucho miedo por las amenazas de la CNTE, basta de terror; queremos que se restablezca el orden, el estado”, demandó.

Elías Hernández acusó de “parásitos” a los dirigentes e integrantes de la Coordinadora y de medrar con el movimiento magisterial a favor de sus intereses y en perjuicio de la educación.

“Para mí son parásitos, probablemente sólo 20 por ciento de ellos son personas que en realidad trabajan, están preparados y tienen convicción y la necesidad de sacar adelante al estado”, afirmó el padre de familia.

Llamó a los maestros y dirigentes de la CNTE a ponerse a “trabajar, que no sean parásitos” pues el gobierno les paga los sueldos y el trabajo que realizan “no lo vale”, les dijo.

“¿Cuántos días trabajan?, cuatro posiblemente, porque el viernes no quieren laborar; quizá cinco o seis horas (diarias) porque muchos se la pasan chateando dentro de clases, o se ponen a chachalaquear con el director”, argumentó.

Pero además los maestros no tienen autoridad para cerrar los centros educativos, agregó.

“No tienen orden judicial para sellar una escuela, es un delito, un secuestro; si el gobierno no quiere usar la fuerza pública… nosotros también vamos a actuar, si no se aplicará el Estado de derecho, nosotros veremos nuestro derecho de aplicar el Estado de derecho”, advirtió Hernández.

En Tapachula, empujados por la presión de padres de familia, maestros iniciaron clases en la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez.

Los tutores ayudaron en la limpieza del centro educativo, que estuvo cerrada desde mayo pasado al iniciar el paro magisterial.

Laura Quiñones, del comité de padres de familia, dijo que ya no podían permitir que sus hijos siguieran perdiendo clases.

Una maestra aseguró desde el anonimato que la escuela fue obligada por la disidencia a cerrar, y a petición de los padres reinició actividades.

Aunque, advirtió, existe el temor de que los maestros disidentes la cierren nuevamente.

Este martes, la CNTE cumple 101 días de paro de labores y movilizaciones en Chiapas en contra de la reforma educativa.

spb

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