El obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, calificó como “doloroso” y “una vergüenza” que integrantes de organizaciones campesinas raparan y humillaran a seis maestros en Comitán de Domínguez el pasado 31 de mayo.

“Quienes incitan a estas acciones no son dignos de confianza y son líderes inmorales”, acusó.

En un comunicado, el líder católico cuestionó esos hechos: “Me pregunté cómo es posible que haya personas tan deshumanizadas e insensibles, que no respetan a los demás, sobre todo a mayores de edad, que nada malo están haciendo. ¿Quién los azuzó, o quizá quién les pagó por hacerlo? ¿Quién está detrás de estas acciones?”.

Cómo podemos presumir de nuestro estado si así nos exponemos públicamente ante el país como una sociedad sin valores, sin respeto, quién va a tener ganas de visitar nuestras bellezas naturales e históricas, subrayó.

Esas escenas dañan al Chiapas “bueno”, pacífico y justo, que es la inmensa mayoría; tanta violencia y agresividad se vuelve contra nosotros mismos”, advirtió el obispo chiapaneco.

El pasado 31 de mayo, cuatro maestros y dos profesoras que no participan en el movimiento de la CNTE fueron obligados a caminar descalzos más de dos kilómetros. Les colocaron cartulinas con expresiones de “traidores a la patria” y “charros”, luego los trasquilaron.

Por esos hechos fueron arrestados dos integrantes de la Organización Proletaria Independiente Emiliano Zapata (OPIEZ).

Este domingo, Arizmendi Esquivel consideró como “muy preocupante” que fueron jóvenes quienes aparecieron rapando a los maestros; incluso, una mujer joven.

Y de los espectadores, muchos adolescentes y jóvenes, nadie se atrevió a evitar esta injusticia; al contrario, les aplaudían y apoyaban, lamentó.

El obispo dijo que desconocía si los agresores de maestros pertenecen a alguna iglesia, y que si lo fueran es una llamada de atención “para nosotros, los pastores, para caer en la cuenta de que nuestra evangelización no ha llegado al corazón de muchas personas”.

Estos hechos, dijo, nos indican que no llegamos a muchos ambientes, y crecen los niños y los jóvenes sin un camino recto, “sin una luz que les oriente...”.

Planteó sobre el papel de las iglesias por los jóvenes. “Esto nos habría de llevar a un serio examen de conciencia. Es una salida superficial sólo buscar culpables. Obviamente que, quienes incitan a estas acciones, no son dignos de confianza y son líderes inmorales”, subrayó.

spb

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