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Uno de los secretos de la sierra y el desierto de Chihuahua mejor guardados, ahora se disfruta en Asia, Europa y Estados Unidos. Son dos bebidas hechas a base de sotol, el licor tradicional de la región que con el auge del mezcal, el bacanora y la lechuguilla en bares y restaurantes exóticos del país ha cobrado fuerza; la primera tiene por nombre Elixir, está compuesta por 27 hierbas que sólo se dan en la zona e incluyen la marihuana y el peyote; la otra es el Curado de Víbora, un brebaje que se fermenta con el veneno de la cascabel y que, aseguran, es curativa.
Quien por años guardó el secreto fue Gerardo Ruelas Hernández, propietario del Sotol Oro de Coyame, quien hace más de tres años empezó a comerciar en diferentes latitudes el Elixir y el Curado de Víbora; el primero es un hit en Europa, Estados Unidos y también se conoce en la Ciudad de México, mientras que el Curado se exporta a China, de donde obtuvo la receta original.
Cuentan que los oriundos del país oriental que llegaron a construir las vías del ferrocarril, tomaban este brebaje para obtener fuerzas después de las largas jornadas laborales.
La elaboración. El proceso para elaborar estas bebidas es totalmente artesanal, en ningún momento usan la tecnología, de ahí el sabor que las distingue de todos los destilados que hay en el mercado. Se utilizan hornos con leñas del campo que son reforzadas en las brasas con excremento de ganado para alcanzar el punto de ebullición; además durante todo el año se van recolectando las hierbas como árnica, damiana, chuchupastle, hierba del zorrillo, gobernadora, asta de venado, hierba de la tarántula, marihuana y peyote.
Después, sigue un proceso de maceración de más de dos meses para que las hierbas —seleccionadas y recolectadas a mano en el desierto y la sierra de Chihuahua— suelten sus poderes curativos. Todo se concentra en barricas de roble blanco y al final se obtienen un producto de color oscuro, con un sabor fresco y que, se asegura, es el remedio perfecto para estrés y los males modernos, pues todas las hierbas son digestivas y logran relajar a quienes consumen la bebida, sobre todo surten los efectos de la marihuana y el peyote.
“Esta receta es milenaria, los indios de la zona se curaban todos sus males con esta bebida. Mi abuelo y después mi padre, que por tradición empezó a destilar sotol, me hablaron de la receta. Las hierbas se dan en el campo, no se pueden conseguir en ninguna tienda porque además, son por temporadas, por ejemplo, el asta de venado sólo se da después de las lluvias y hay que conocerlas.
“Todo lo que hacemos es artesanal, el destilado, la recolección de las 27 hierbas y hasta el envasado, nada se adultera ni se altera. En el país apenas se está conociendo, por ejemplo, en la Ciudad de México [el destilado] sólo se consigue en las mezcalería Botica, La Nacional y en la Casa de las Sirenas, todo lo demás lo vendemos al extranjero”.
Los productores aseguran que los brebajes son curativos, el Elixir, por ejemplo, alivia las reúmas, la diabetes, la presión arterial y sobre todo, los males que tienen que ver con el amor; mientras que el Curado de Vida, según los chinos, es ideal para la diabetes, el cáncer e incluso para rejuvenecer las células y se consigue la vida eterna o al menos más años de vida.
La fabricación del Curado de Víbora es todo un ritual. Primero hay que ir a la sierra en la temporada más caliente y aprovechar al máximo un día de lluvia entre agosto y octubre, pues sólo en esa temporada la cascabel sale a refrescarse entre las 4 y 6 de la tarde, no más, por lo que la caza del reptil es sólo para expertos, ya que el camuflaje de la serpiente la hace invisible ante una persona común.
Debido a que la víbora se debe capturar viva para obtener su veneno, Gerardo Ruelas improvisó una tecnología serrana. A una vara delgada y flexible, le anuda una cuerda con la que “pesca” con cuidado la cabeza de la serpiente y en cuestión de segundos, aprieta lo suficiente para levantarla y luego meterla en una bolsa. Si el día es bueno, se pueden cazar hasta tres animales de buen tamaño.
Según el experto, cada reptil sirve para fermentar 20 litros de sotol. El veneno se deja fermentar con el alcohol y después de seis meses en barricas de roble blanco, se puede tomar sin provocar ninguna reacción adversa; y luego, en un barril de 20 litros, de donde se van llenando las botellas para la venta, como “adorno” se exhibe la serpiente.
La caza del reptil. “Lo que más se nos complicaba era cazar la serpiente, por lo que decidimos tener nuestro propio criadero. Llegó un especialista que las reproduce y nosotros las cuidamos; son como 60, y conforme van creciendo le sacamos el veneno y las dejamos que se sigan reproduciendo”.
“Esta bebida la trajeron los chinos, decían que con ella se fortalecían y que hasta los hacían eternos”, comentó.
El sotol tiene una graduación alcohólica que varía entre los 38 y 45 grados; es destilado de la cabeza o piña de la planta Dasylirion wheeleri, de la familia Asparagaceae, que según Gerardo Ruelas, es primo hermano del ajo y la cebolla y sólo se da en el sur del país, por lo que tiene su denominación de origen, nada más se produce en Chihuahua, Durango y Coahuila, así como en el sur de Estados Unidos en los estados de Nuevo México y oeste de Texas.
Para la comercialización del producto, debido a que se vende como denominación de origen, no tienen problema alguno para exportarlo, aunque tenga el veneno de la cascabel o hierbas como el peyote y la marihuana.
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