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Carlos Rosales Mendoza muerto a tiros la madrugada de ayer junto con tres de sus más cercanos operadores, no sólo fue el fundador de La Familia Michoacana, primera organización criminal con identidad propia de la entidad, sino también la que comenzó con los métodos de ejecución más cruentos, como las decapitaciones y mutilaciones.

En la estructura criminal de esa organización, El Tísico fue el jefe de Servando Gómez La Tuta (detenido), Nazario Moreno El Chayo (abatido) e incluso de su primer socio fundador de La Familia Michoacana, Jesús Chango Méndez (detenido).

La guerra que emprendió Rosales, incluso desde la cárcel, en contra de quien fuera su socio Armando Valencia —lugarteniente de Joaquín El Chapo Guzmán—, dejó las primeras muestras públicas de violencia, cuando en 2006, un grupo armado irrumpió hasta la pista de baile del bar Sol y Sombra en Uruapan, donde arrojaron cinco cabezas humanas.

Ahí comenzó la guerra entre grupos armados de Michoacán en la que Rosales venció, desterró a sus adversarios y le abrió las puertas a Los Zetas y a sus aliados del Cartel de Golfo, donde inició su carrera criminal.

Por su forma de operar desde 2000, el oriundo del municipio de La Unión, Guerrero, colindante con Michoacán, fue catalogado como uno de los capos más buscados por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA).

La propia DEA identifica a La Familia Michoacana como una organización de narcotráfico prominente basada en el estado de Michoacán y a punto de desaparecer.

Luego de ser una de las más poderosas organizaciones criminales, actualmente tiene una reducida presencia en el Estado de México, principalmente en sus colindancias con Michoacán y células poco significativas en algunos poblados de Guerrero, detalla el Departamento Antidrogas estadounidense.

“El cártel se originó en la década de 1980 como una organización dedicada a la producción y distribución de marihuana, principalmente dirigida por Carlos Rosales Mendoza”, explica un documento presentado al Senado estadounidense, en octubre de 2011, por la jefatura de inteligencia de la DEA.

El texto detalla que tras la detención de Rosales Mendoza, en septiembre de 2004, Jesús Méndez Vargas, El Chango y Nazario Moreno González El Chayo, asumieron la dirección conjunta del cártel y fue hasta 2006 cuando lo bautizaron como La Familia Michoacana.

Destaca que aunque con el nacimiento de La Familia Michoacana se “puso fin a su alianza con los cárteles del Golfo/Zetas”, a finales de 2007 dicho pacto se reanudó con la alianza con el Cártel del Golfo y el de Sinaloa, en oposición a Los Zetas.

La DEA precisa que La Familia Michoacana está muy involucrada en la producción de metanfetamina en Michoacán para el tránsito a Estados Unidos, así como el transporte de cocaína y marihuana.

Señala varios éxitos del gobierno federal contra La Familia, al detener o abatir a los integrantes de alto nivel de la organización, como son la muerte de Nazario Moreno González El Chayo y la detención de Jesús Méndez Vargas El Chango.

De acuerdo con la PGR, Rosales Mendoza era compadre de Osiel Cárdenas Guillén, líder del Cártel del Golfo y fundador de Los Zetas.

Dicha amistad permitió la actuación de Rosales Mendoza en Michoacán hasta su detención en septiembre de 2004, casi un año y medio después de la captura de Osiel Cárdenas, en marzo de 2003.

Tras ser detenido en Morelia, fue recluido en un penal de máxima seguridad donde enfrentó un proceso penal por los delitos de delincuencia organizada, narcotráfico, lavado de dinero, acopio de armas y cohecho.

El 22 de mayo de 2014, un juez federal ordenó la liberación de Rosales Mendoza, preso casi una década.

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