No hay una definición precisa para designar a una película como blockbuster pero, lo más cercano, lejos de sus efectos especiales, es que logre 100 millones de dólares en taquilla

Aunque eso ya también es relativo, dice Mario P. Székely, crítico de cine en EL UNIVERSAL y W Radio, porque cada vez las películas cuestan más.

“Pero la taquilla, lo que se recaude, sigue siendo básica”, expresa.

La máquina productora de cine, llamada Hollywood, tiene claro que el negocio es hacer dinero, así que busca cosas que atraigan al público.

Atrás prácticamente han quedado historias originales o novedosas, recayendo prácticamente en una fórmula que inunda el verano fílmico.

“Estamos viviendo la era de las propiedades, hasta hace 15 años cualquier guionista podía decir que traía un proyecto interesante y quizá de ahí salir una serie, pero ahora ya no.

“Los estudios se jactan de decir: soy el dueño de tales libros o de tales personajes de comic; a Hollywood le interesa más invertir en tres personajes poco conocidos, como Los guardianes de la galaxia, a 100 que nadie conozca”, considera Zsékely.

Pero es la evolución normal del cine, señala, pues finalmente se habla en términos de dinero y buscando formar público para el futuro.

Star wars es el caso insignia. El producto está destinado a ser consumido por aquellos quienes eran niños en su estreno, pero ahora, ya convertidos en padres, llevan a sus hijos.

Disney, advierte, lleva la bandera de lo que debe hacerse comercialmente.

Hasta voltean a personajes clásicos, como Maléfica, la villana de La bella duermiente, para hacerla heroína.

Tan sólo en México la historia protagonizada por Angelina Jolie fue la más vista en 2014, con más de 12 millones de boletos vendidos.

“Se aprendió el año pasado que no sólo haciendo superhéroes se mete dinero, sino también el humor o el cinismo”, destaca el crítico.

En lo que resta del año se avecina una veintena de películas que obdecen a la saga o secuelas.

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