Un somero repaso de las condiciones de los servicios de salud públicos hacen evidente, de manera general, la existencia de una situación de deterioro y necesidades apremiantes: desabasto de medicamentos, equipo que no opera al 100% de su capacidad, falta de personal y de insumos. El presidente de la República ha reconocido que hay numerosas carencias y que el servicio es de “pésima calidad”.

Esta semana, el director de Administración y Finanzas del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) dio otra señal de alerta: la institución está en riesgo de quiebra financiera y en tres meses tendrá serios problemas para continuar con su operación, si antes los gobiernos estatales y dependencias oficiales no liquidan adeudos.

Además de los adeudos, hay un rubro en el que debería ponerse atención especial: la compra de medicamentos. Datos oficiales señalan que el Hospital 20 de Noviembre (perteneciente al ISSSTE) compraba un antibiótico fungicida en 2 mil 640 pesos, pero en el área central el mismo instituto lo adquiere en 208 pesos. ¿Corrupción u omisión? La autoridad tendría que aclararlo, lo incuestionable es que podrían ahorrarse miles de millones de pesos si se diera la centralización de las compras.

Los males que aquejan al ISSSTE no son de ahora. En 2015 el entonces director Sebastián Lerdo de Tejada falleció en un hospital de la institución cuando recibía atención tras sufrir un infarto. Un video que en ese año presentó este diario reveló un inadecuado cumplimiento de protocolos en una emergencia de ese tipo, además, la camilla en la que era trasladado detuvo su recorrido varios segundos porque se averió una de las ruedas; en ese lapso quienes asistían al funcionario dejaron de auxiliarlo.

El servicio de seguridad social es otro los grandes pendientes que tiene México. Con recursos que nunca serán suficientes, enfrenta el desafío de mejorar el servicio y ser más eficiente: tanto en la atención a los usuarios y adquisición de medicinas como en la compra de insumos y mejora de la infraestructura.

La alerta que dio el ISSSTE hace unos días, así como las recientes protestas de médicos residentes por su situación laboral, son urgentes recordatorios para voltear a ver las deficiencias generalizadas en los sistemas de salud. En juego está la vida de millones de mexicanos.

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