Basado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el cual consagra a la libertad de expresión como uno de los derechos básicos de la humanidad, la Organización de las Naciones Unidas decidió consagrar ayer 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, destinado a celebrar el pluralismo y la independencia de pensamiento como parte integral de cualquier democracia. Por otro lado, el propósito de la conmemoración es que también en todos los países se dediquen a hacer un análisis de la situación que enfrenta el ejercicio periodístico en los diversos puntos del planeta y repudiar los atentados que se efectúan contra los medios de comunicación, así como hacer una defensa de éstos donde sea posible; por último, la jornada se destina también a hacer un homenaje a los profesionales de la información que perdieron la vida o registraron algún daño por ejercer su oficio.

Junto con la actividad informativa, está esa otra función del ejercicio de la libertad de expresión: el activismo social, y en la que igual que a los comunicadores, a los activistas se les agrede o intimida por exigir sus derechos o por denunciar aquello que está mal en una sociedad o en la actividad gubernamental o empresarial, o bien, por señalar o poner en evidencia a aquellos grupos dedicados a la delincuencia organizada, a veces bajo el cobijo, permisividad o indiferencia de las autoridades.

Lamentablemente en México, señalado en diversas ocasiones como uno de los peores países para ejercer el periodismo, van 5 activistas oaxaqueños asesinados en lo que va del año, y el último de ellos, Telésforo Santiago, un periodista que era fundador y voz principal de la estación de radio comunitaria Estéreo Cafetal, que transmite en el estado de Oaxaca, fue emboscado por desconocidos que lo privaron de la vida cuando acudía a la radiodifusora, asesinado sin otro motivo aparente mas que el de acallarlo por sus ideas y denuncias.

El ataque contra las libertades de prensa y de expresión es un pendiente que no se va a corregir solo nada más con que se combata la corrupción y se despliegue la Guardia Nacional. Es necesario que se ponga la atención en los crímenes contra periodistas dado que se trata de un problema que requiere un plan específico por parte de todos los sectores de la sociedad, no únicamente el gubernamental.

Si se atenta contra un periodista es porque lo que ha expresado incomoda o molesta a alguien o a algún grupo o gobierno; la intención de callarlo significa que el silencio que se busca sea cómplice de actos de corrupción en cualquiera de sus facetas. Defender el derecho de los comunicadores a exponer los hechos y las verdades es un deber de toda sociedad.

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