La política del deporte en México, si es que ha existido realmente, por décadas ha quedado a deber a la sociedad. A pesar de los varios intentos, por ejemplo, de consolidar una verdadera infraestructura deportiva pública a nivel nacional, así como de madurar en la ciudadanía la importante cultura del deporte, hoy más bien lo que tenemos es un rubro deportivo prácticamente desdibujado de la escena nacional, con escándalos por malos manejos económicos a cuestas y francamente abandonado —a pesar de haber recibido más recursos que nunca—, con mucho talento desaprovechado y poca proyección de atletas mexicanos en el mundo y, lo más preocupante, una sociedad mayormente sedentaria, primer lugar en obesidad infantil y segundo en obesidad en adultos.

A México pues le urge una auténtica política del deporte que involucre a todo el aparato del Estado mexicano —que sea transversal, pero que se apoye especialmente en las autoridades educativas—, a la iniciativa privada, para en alianza con ellos desarrollar instalaciones deportivas, y desde luego al conjunto de la sociedad.

Nuestro país, como lo vemos estos días en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla donde nuestra nación encabeza el medallero, posee un enorme potencial deportivo en sus jóvenes, pero éste no podrá aprovecharse ni podremos destacar deportivamente a nivel internacional mientras no se transforme el actual esquema del deporte, que ya vimos que no está dando resultados y en el que, de paso, debe transparentarse el uso de todos los recursos para evitar manejos corruptos.

En este sentido se expresa Dieter Holtz, quien como parte del equipo del nuevo gobierno presentó un proyecto para el deporte mexicano. La propuesta del ex nadador, ex presidente y ex director general de Laureate Education México tiene como base la clara separación de los “tres momentos del deporte”: la activación física, el deporte social y el deporte de alto rendimiento, cada uno con una realidad, objetivos y también maneras de operarse y administrarse muy diferentes. De acuerdo con este plan lo primero que se hará es elevar la activación física a prioridad nacional, para generar políticas transversales, a través de la creación de un comité nacional de activación física. Según el proyecto, la Conade solo tendría que participar como un órgano operador y enfocarse en promover el deporte social. Sobre el alto rendimiento, lo que se propone es que el deporte sea autosustentable, sirviéndose de un consejo rector que dirija los planes a implementar a largo plazo.

Lo anterior parece la ruta correcta. En sentido amplio, además, el deporte no puede estar ausente del plan de pacificación de AMLO, y pocas cosas ayudan más a la cohesión social y a la salud de niños y jóvenes que el deporte.

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