La creciente inseguridad en la Ciudad de México será sin duda el reto más complejo para el próximo gobierno capitalino. En este rubro la administración saliente deja una deplorable herencia, que el incremento en los índices delictivos de 2017, de 11.4% respecto a 2016, ya sugería, y que los estudios más recientes confirman como una preocupante tendencia de repunte de la criminalidad en la capital, a un grado que no ocurría desde hace dos décadas.

De acuerdo con el Reporte de Incidencia Delictiva del Observatorio de la Ciudad de México (OCMX), con datos del segundo trimestre de 2018, en la capital del país ocurren cada día en promedio 248 delitos.

Todos los días en la CDMX 96 personas son víctimas de robo con violencia, 40 transeúntes son asaltados, se registran 44 robos a negocio, se dan 12 reportes de venta de drogas, cuatro homicidios dolosos, 20 robos a casa habitación, son robados 27 vehículos, hay dos casos de extorsiones y una violación, además de dos homicidios culposos.

Aunque solamente tres son los delitos que como tal aumentaron respecto al mismo período de 2017 —robo con violencia, que subió con 23 casos; el narcomenudeo en 7 y el robo a casas con 3— este panorama no debería dejarnos tranquilos.

El reporte especifica que a nivel nacional la capital es el segundo lugar en robo con violencia, el tercero en robo a negocio y en robo a transeúnte. Todos delitos que impactan fuertemente en la calidad de vida de cualquier ciudadano.

Como evidencia de ésto, la encuesta de seguridad pública del Inegi reveló que 75.9% de los capitalinos se siente inseguro en su ciudad, siendo las regiones norte y oriente de la CDMX las percibidas como de mayor inseguridad.

Ya desde enero de este año, a causa de la inseguridad, la Ciudad de México salió del top 10 de las mejores urbes del mundo para vivir, divertirse y vacacionar, cayendo al puesto 15 del City Life Index, según la revista Forbes.

Ante lo que muchos temen que pueda ser una reedición de otros escenarios de criminalidad detonada por la delincuencia organizada, esta vez en la capital, especialistas han señalado que el incremento de los delitos ha sido posible en buena medida por la falta de una respuesta puntual ante los delitos, y de una estrategia real contra el crimen por parte de la autoridad. Y también, claro, porque no contamos con policías que conozcan en verdad las calles y que estén bien preparados.

Desde luego, este fenómeno de creciente criminalidad en la capital tiene que ver con la cada vez mayor presencia del crimen organizado en la ciudad, contrario a lo que en múltiples ocasiones aseveraran desde el gobierno capitalino.

Veremos cómo encara el gobierno de Claudia Sheinbaum el enorme reto de una ciudad hundida en la criminalidad.

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