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SAN BERNARDINO. — Gram Parsons quería que su espíritu descansara en Joshua Tree. Era 1973 y el músico de country alternativo recién había terminado la grabación de su segundo álbum. El parque nacional de California fue el sitio elegido para celebrar con sus amigos, entre ellos Phil Kaufman, su productor. Tiempo atrás, ambos prometieron que si uno moría primero, el otro esparciría sus restos en este desierto.

El 18 de septiembre Parsons murió, pero su deseo no se cumplió exactamente como él quería.

Casi 43 años después, Joshua Tree sigue siendo hipnotizante. En su paisaje desolado, en medio de la nada, mis ideas fluyen imparables. Ante el panorama más árido que he visto, lo único que parece real son mis pensamientos.

Se localiza a dos horas de Los Ángeles. Al considerar sus más de 323 mil hectáreas de extensión, un poco de planeación, antes de visitarlo, no estaría nada mal. Existen touroperadores en la zona, pero lo mejor es rentar un auto y explorarlo a voluntad. Todos los días hay paseos gratuitos, guiados por los rangers de la reserva.

Con el auto lleno de provisiones, inició la travesía. Hay tres centros de visitantes desde los cuales comenzar. Partiendo de la ciudad de Palm Springs, elegimos el Joshua Tree Visitor Center. Los 45 minutos de camino pasan rápido al observar decenas de molinos de viento cerca de la carretera. Sabemos que hemos llegado cuando el paisaje se llena de árboles que parecen un híbrido de palmera y cactus.

Este árbol se llama, precisamente, Joshua Tree. Es un tipo de yuca, nombrado así por inmigrantes mormones que cruzaban el desierto de Mojave en el siglo XIX. Para ellos, las ramas parecían los brazos extendidos de Josué, personaje bíblico, guiándolos a la tierra prometida.

Al pasar el centro de visitantes se acaba la civilización. En primavera y verano, el color amarillo de las flores crea una postal contradictoria. La tortuga del desierto es el animal que todos quieren ver y una serpiente venenosa es lo que menos quiero encontrarme. La mejor panorámica es la de Keys View, a mil metros de altura. En días despejados, desde el mirador se observa la frontera con México y la Falla de San Andrés.

En tierra de leyendas

Mientras admiro las formaciones de granito, como Skull Rock con forma de cráneo, el guía explica la influencia del parque en la cultura pop. El lugar aparece en la portada del álbum debut de Eagles. Además, aquí se filmó Seven Psychopaths (2012) y en los años setenta fue refugio creativo de Keith Richards.

La historia de Gram Parsons ocurrió en Cap Rock. Murió por sobredosis en el motel Joshua Tree Inn (a 10 minutos del centro de visitantes), y cuando su cuerpo fue trasladado al aeropuerto de Los Ángeles, Phil Kaufman lo robó para cumplir el pacto. A corta distancia de aquella roca, prendió fuego a un automóvil con el cadáver dentro. Antes de incinerarse fue descubierto. Kaufman solo pagó una multa.

El motel aún existe. La habitación 8 casi siempre está reservada por los fans.

Cap Rock sigue siendo la formación más famosa. Las rocas que la integran lucen en perfecto caos, como si fueran a caer. Para las mentes infantiles, parece la casa de Los Picapiedra.

El parque está en proceso de ser reconocido por la Asociación Internacional de Cielo Oscuro por sus condiciones para disfrutar la bóveda celeste. En verano es visible la Vía Láctea y en octubre se celebrará el primer Festival de Cielo Oscuro.

En Seven Psychopaths los protagonistas acuden a Joshua Tree para tener una noche de inspiración y terminan incendiando un auto en alusión a Gram Parsons.

Definitivamente no pienso hacer eso, pero al divagar bajo las estrellas, comprendo la obsesión del músico por el desierto.

HERRAMIENTAS

Cómo llegar

Aeroméxico te lleva a Los Ángeles en vuelo redondo, desde seis mil 434 pesos por persona, impuestos incluidos.

Cuota

20 dólares por auto. Válido por siete días.

www.nps.gov

Tours

Desert Adventures hace recorridos en Jeep, desde Palm Springs. red-jeep.com

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