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La realidad es que si el equipo mexicano salía con la derrota frente a Portugal, hubiera sido injusto, igual que si los lusitanos hubieran caído. Era un juego para un empate, tal como se dio: 2-2.

Las estadísticas marcan que México tuvo más tiempo el balón que Portugal, tal como le gusta a Juan Carlos Osorio: 59% por 41%, pero ¿de qué sirve tener la pelota, si no tienes contundencia en la jugada final?

Así, no sirve de mucho, así sólo le alcanzó al Tri para igualar ante un equipo portugués que juega al son que le toca Cristiano Ronaldo, la caprichosa estrella que cuando quiso, y cuando lo dejaron, marcó la diferencia… La acción del primer gol es un concierto de aciertos, casi todos de CR7 y de fallas nacionales.

Como se preveía, la selección europea es Cristiano y 10 más, con sus destellos de grandeza, como los de Ricardo Quaresma o Adrien Silva, más allá de eso, todo se basa en jugar a la defensiva, territorio del feroz Pepe y su compinche Fonte, y arriba Cristiano como el letal cazador.

El planteamiento de Osorio no fue equivocado. El colocar ya de manera permanente a Héctor Herrera en la contención le da al equipo, aparte de recuperación, una gran salida y claridad a la hora de ofender. Si el jugador del Porto llega a dominar al 100 por ciento la posición, alargará mucho más su carrera en el viejo continente.

Partiendo de esa base, el balón se manejó en el campo rival, al son que le gusta a México. Toque por un lado, por el otro y si hay tránsito, a cambiar, hasta que llega a los privilegiados, a Carlos Vela sobre todo, para marcar la diferencia.

Todo iba bien hasta que Carlos Salcedo pidió a gritos que ya no lo pongan de lateral. El muchacho es fuerte, rápido, pero no tiene el oficio de jugar pegado a la banda. Cuando sale a campo abierto se descontrola y de ahí vino ese error que Cristiano lo transformó en el gol de Quaresma, aunque antes ya habían festejado los lusitanos con un tanto de Pepe, bien anulado por el VAR (Árbitro Asistente de Video) por fuera de juego.

Otra vez, el error puntual en contra de México, algo que no es nuevo, desde los tiempos de Ignacio Trelles pasaba, es un karma que no se ha logrado despejar, pasó en el primer gol y en el segundo, cuando Herrera dejó el balón a Cedric en el área para que fusilara a Memo Ochoa.

Portugal ya estaba pensando en salir a festejar, cuando Héctor Moreno empató con decisión, pues con la mano de Fonte en su cabeza logró rematar, rescatando al equipo de Osorio de otra decepción.

Sin lugar a dudas, Moreno y Guillermo Ochoa fueron los héroes del juego. El central, con la anotación de último minuto, y el portero, con esa atajada al cabezazo de André Silva, es verdad, enseguida vino el gol de Cedric, pero otra vez el portero se lució en los momentos claves.

Y quien pudo ser el villano fue Javier Hernández. El delantero anotó su tanto 48 con el Tri, el que dio el empate a un gol, pero falló tres jugadas claves que pudieron marcar la diferencia. Primero en un cabezazo fuera del área chica en el que saltó “antes y mandó el esférico a las manos del portero. El segundo al no culminar una gran jugada de Vela y Jiménez, volando a la tribuna su disparo y el tercero estando abajo el equipo 2-1, cuando enfrente de la portería no supo controlar. El Chicharito de siempre, el que mete las díficiles y falla las sencillas.

Al final, injusto hubiera sido perder, pero también ganar. Sin menospreciar a Portugal, no mostró el porqué es el “rey” de Europa y México con un juego mediano igualó.

Ahora, a viajar a Sochi para enfrentar a una Nueva Zelanda deberá ser goleada por el Tri.

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