El Manchester City, gracias a un tanto del belga Kevin De Bruyne, derrotó ayer en el Etihad Stadium al París Saint-Germain (1-0) y certificó por primera vez en su historia su presencia entre los cuatro mejores de Europa. El conjunto inglés hizo bueno el 2-2 que se llevó hace seis días de París y, en un partido muy serio, en el que incluso falló un penalti, se aprovechó de un nervioso PSG que no pareció entrar en ningún momento en el partido.

Manuel Pellegrini decidió no alterar lo que le funcionó en la capital francesa y apostó por los mismos 11 hombres que sacaron el valioso empate del Parque de los Príncipes. Los brasileños Fernando y Fernandinho, dos de los protagonistas entonces —el primero regaló un gol a ‘Ibra’ y el otro anotó el segundo del City—, ocuparon el centro del campo, dejando a Yaya Touré, uno de los emblemas del multimillonario proyecto inglés, en el banquillo.

Sorprendió Laurent Blanc con su once, dejando de lado su habitual 4-3-3 para optar, ante las ausencias de Blaise Matuidi y David Luiz, por un 3-4-1-2.

El empate a cero le valía, pero el City salió, tal y como había prometido su entrenador, buscando el tanto que allanara el pase a semifinales. El PSG, parecía agarrotado, buscando en exceso a Di María que hacía lo posible por moverse entre líneas ante el férreo marcaje de Fernando y Fernandinho.

No despertaba el aletargado PSG y lo sabía el City, que empezó a presionar la salida. Así llegó la mejor ocasión inglesa, cuando, en el minuto 28, tras un fallo de Aurier, Agüero se plantó solo y fue derribado dentro del área por Trapp. El árbitro, el español Velasco Carballo, decretó la pena máxima, pero perdonó la roja al meta alemán. El ‘Kun’ no aprovechó.

Sabiéndose eliminado, el PSG se fue al ataque buscando el gol que lo metiera en semis. Hasta que en el minuto 75 llegó el 1-0. Tras una buena internada de Clichy por la izquierda, el balón le quedó franco a De Bruyne, quien al fin superó a Trapp.

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