Hace unas semanas, un video producido por la plataforma digital Buzzfeed comenzó a viralizarse con mucho éxito. Se trata de un material llamado Plus-Size Women Re-Create Fashion Ads, en el que un grupo de mujeres de talla grande recrea las campañas publicitarias de marcas de moda como Tommy Hilfiger, Burberry y Calvin Klein, entre otras.

Para algunos, el resultado fue chocante —una respuesta esperada tomando en cuenta la educación visual que recibimos, donde la belleza se relaciona con la delgadez—, pero lo cierto es que la mayoría de los comentarios de los usuarios fueron positivos: “¡qué inspirador!”, “¡se ven hermosas!”, “¡prefiero esta versión!”.

Según los estudios de Plunket Research, tan solo en Estados Unidos el mercado de las tallas extra —es decir de la talla 14 (92.5 cm de cintura) —en adelante—, consiguió 18 mil millones de dólares en 2014 y la tendencia es que el número siga creciendo. La parte “mala” es que no todas estas prendas son del gusto de sus consumidoras, que solo las han comprado ante la ausencia de opciones aunque no tengan buen diseño.

La buena es que ante estos números, las grandes marcas por fin están mirando a las mujeres a las que habían estado ignorando desde los sesenta . Para Gabilú Mireles —autonombrada curvy blogger y creadora del blog FatGab.com— esta apertura será, en definitiva, un reto para los diseñadores: “Creo que es más fácil diseñar para un maniquí que ya existe, en las tallas estándares que ya dominan. Diseñar para mujeres con curvas implica salirse de la zona de confort y aceptar que otros tipos de siluetas también son bellas y pueden verse sexys y glamorosas. Pero las gordas queremos ropa, tenemos la solvencia económica para pagarla y queremos las mismas ombligueras y faldas lindas que tienen las chicas delgadas, así que ¿por qué no nos las quieren vender?”.

Gap, Forever 21, Mango, Banana Republic, Old Navy y algunas otras marcas de fast-fashion están haciendo cada vez más prendas en tallas extra, pero el mercado de lujo sigue siendo literalmente un hueso difícil de roer. Hasta hoy, solo algunas firmas han cedido ante las exigencias de las consumidoras: Chanel tiene prendas hasta en talla 20, aunque es posible que haya que pedirlas de manera especial, ya que aún son escasas en las boutiques.

Lo mismo pasa con Burberry, Oscar de la Renta y Max Mara. De esta última marca, una compañera de grupo, Marina Rinaldi, es quizá uno de los mejores trabajos que se está realizando en este ámbito, presentando diseños elegantes, lujosos y conscientes de que la belleza tiene distintos tamaños. El sitio especializado Business of Fashion se refiere a esta casa italiana como “la marca que está reescribiendo las reglas de la moda de lujo en tallas extra”.

Sus campañas de publicidad han sido realizadas por fotógrafos como Peter Lindbergh y Patrick Demarchelier, y su filosofía de venta incluye que un tratamiento especial para sus clientes. Lynne Webber, directora de Marina Rinaldi, explicó para BoF: “Es muy importante para nuestro staff ser pacientes con nuestras clientas y saber cómo infundirles confianza porque muchas de ellas no tienen una imagen positiva de sí mismas”. Por supuesto, tras algunas compras en diseños de tallas por fin bien pensadas para ellas, estas mujeres dejan la boutique de Savile Row, en Londres, sintiéndose completamente confiadas, elegantes y sexys.

Sobre este cambio de autopercepción, habla Mireles: “La parte complicada es lidiar con los haters y personas gordofóbicas a las que les incomoda mucho encontrarse con una persona gorda y feliz. El mensaje que siempre nos han reforzado es que ser gordo es lo peor que te puede pasar y que ser delgado te lleva a la felicidad”. Justo en aras de vencer este estereotipo, es que inició su blog. “La labor de las bloggers es esencial porque se han vuelto un ejemplo de cómo las mujeres con curvas quieren vestirse con las mismas tendencias que las chicas de tallas estándar y que, además, se ven igual de increíbles que cualquier otra. Poco a poco las marcas nos están volviendo a ver, a escuchar y a diseñar para nosotras”.

Así que una de las batallas comienza a ganarse, pero la lucha para que cada vez más mujeres comiencen a amar su cuerpo sin importar la talla, sigue. Modelos como Ashley Graham, Denisse Bidot, Tara Lynn —en la portada de esta edición— y la mexicana Ana Carbajal, son fuentes de inspiración que están rompiendo esquemas. También hay cada vez más campañas publicitarias y medios de comunicación poniendo las curvas en el lugar de apreciación que merecen. Como parte de este movimiento, Gabilú asegura que su mayor satisfacción es leer las historias de autoaceptación de otras mujeres que se han identificado con sus contenidos.

“Escribir sobre un estado que me traumó durante 20 años de mi vida es difícil porque hay que recordar momentos escabrosos, pero vale la pena cuando otras personasy hallan el valor para romper con los estereotipos y ser felices y glamorosas sin importar su talla. Leer que una señora se atrevió a ponerse un traje de baño después de leer que yo me puse un bikini por primera vez a los 25 años, hace que valga la pena”.

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