La vida de Gabrielle Chanel estuvo llena de altibajos, pero uno de sus momentos de mayor felicidad fue el romance que sostuvo con el aristócrata británico Arthur Capel, conocido como “Boy”.  Su relación le afectó lo suficiente  como para que, nueve décadas después, la maison que fundó lanzara un bolso dedicado a quien ha sido descrito como el verdadero amor de Chanel.


Karl Lagerfeld, director creativo de la casa, reveló este accesorio en la pasarela otoño/invierno 2011. En cuestión de meses, la pieza se convirtió en una it bag: apareció en diversas revistas de moda y colgado al hombro de Sarah Jessica Parker, Blake Lively, Kate Moss y Alice Dellal, quien incluso lo lució en una campaña de la marca.


El proceso para fabricar una de estas piezas inicia con la selección de la piel. Cada una se analiza: se buscan posibles defectos y se prueba su resistencia a los elementos y procesos de teñido, entre otros factores.


Tras la selección, inicia el proceso de cortado, el cual se complica si el bolso se fabrica en una piel exótica, pues el patrón de escamas debe coincidir de manera perfecta.


Después de que se ensambla el cuerpo de la bolsa (es decir, su forma rectangular), sigue la inclusión de los detalles que la harán especial: pueden ser bordados, materiales contrastantes o simplemente el efecto acolchado o matelassé que suele acompañar a los productos de la casa.


Posteriormente, el forro de la bolsa se confecciona de adentro hacia afuera y se ensambla con sumo cuidado, al igual que todas las costuras que refuerzan a la pieza.


El toque final llega con los herrajes: tanto el broche como la cadena y los anillos que la sostienen están fabricados en rutenio, metal que en la maison es exclusivo para el uso de este bolso. Cada uno se ajusta con sumo cuidado y tras una inspección final, se envía a las boutiques.


Esta pieza también forma parte de la precolección otoño/invierno 2016 de la casa francesa y ya puede encontrarse en tiendas.  

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