Ayer comenzó la Semana Árabe en México, donde estuvo Nuria Sanz, directora y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura () en México, como exponente en la mesa “Patrimonio, Solidaridad y Conflicto”, espacio donde se habló sobre el patrimonio como tema de solidaridad, a pesar de que en algunas partes del mundo se ha convertido en una fuente de conflicto.

Al cuestionarle sobre la postura del organismo que preside respecto a la recuperación de Palmira, dijo que “la UNESCO se sentará a definir con sus comités de científicos y con los estados parte para conocer cuál es la mejor forma de intervenir. Cuando ocurrió la destrucción de los Budas de Bamiyan, la UNESCO reunió a científicos y a políticos para tomar decisiones. Ahora, es un momento en el que se va a pensar cuál es la mejor solución, no desde el punto de vista estético, sino desde lo estructural”.

No todas las partes de Palmira podrán ser tratadas de la misma manera porque es un sitio de amplias dimensiones, señaló. “Habrá que hacer unas intervenciones con distintas tecnologías, no sabemos todavía cómo ha sido afectada, ni los riesgos ni las vulnerabilidades. La UNESCO reunirá a sus comités científicos y presentará sus propuestas; con fotografías satelitales y con expertos en patrimonio sirio creamos un marco de acción y sobre todo, el observatorio de la UNESCO, creado en Siria, recopila datos, imágenes y archivos de carácter documental, para saber cómo orientar la acción”.

La Semana Árabe en México tiene como objetivo explorar los cambios que se están produciendo en el mundo árabe en relación con México y un motivo para discutir sobre un intento de generar “una polifonía en torno al tema de conflicto y el patrimonio, tomando en cuenta que éste último tema debe tratarse en términos de derechos y no simplemente en términos de la monumentalidad o de la excelencia de sus ruinas”.

Nuria Sanz señaló que el patrimonio debe reestructurarse, no reconstruirse porque puede caerse en falsos históricos. “El patrimonio ha sido discutido en relación a la preservación internacional de sitios y monumentos. Desde hace mucho tiempo, se aceptaba que las ruinas arqueológicas, no de destrucción deliberada sino por el paso del tiempo, no deberían ser reconstruidas en el sentido de que tendríamos un falso histórico, es decir, no llegar a incluir o inventar aquello que puede dejar paso al terreno de la conjetura”.

En la mesa también estuvo Hernán G. H. Taboada, investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, y Camila Pastor de María y Campos, investigadora en la División de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económica.

rqn

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