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La vida de Jorge Federico Osorio, el pianista mexicano que ha sido elogiado en México y el mundo por su maestría y dominio absoluto del instrumento, ha estado llena de sorpresas desde aquel día de 1964 cuando subió por primera vez a un escenario.

Su debut fue en la ciudad de Guadalajara y a los pocos días se presentó en el Palacio de Bellas Artes.

“Me gané un concurso y parte del premio era presentarse en ese recinto. Estaba realmente muy emocionado porque el Palacio representaba, y lo sigue haciendo, el centro de la música en el país. Estar en Bellas Artes, a la fecha, es algo muy especial”, cuenta en entrevista vía telefónica desde Estados Unidos.

Para festejar 50 años de trayectoria artística, Osorio ofrecerá un recital el martes 8 de septiembre a las 20:00 horas en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde interpretará obras que jamás ha tocado en el recinto de mármol.

Entre esas piezas se encuentran Nun Komm’ der Heiden Heiland, de Johann Sebastian Bach y Ferruccio Busoni, Preludio y fuga sobre un tema de Händel, de Manuel M. Ponce, Sonata para piano núm. 10 en do mayor, de Wolfgang Amadeus Mozart, Fantasías op. 116, de Johannes Brahms y Sonata para piano núm. 21 en si bemol mayor, de Franz Schubert.

“Para festejar este gran aniversario quise hacer un programa muy particular. Así elegí las obras que nunca antes había tocado en Bellas Artes. Además, mi primer recital fue con obras de Bach y también me gusta incluir en mis recitales obras de compositores mexicanos, por eso tocaré una obra del maestro Ponce. Los demás compositores siempre han sido muy cercanos a mí: Mozart, Brahms y Shubert. Los pianistas tenemos un repertorio inagotable, los clásicos siempre me han encantado, pero también el impresionismo y la música mexicana. Lo maravilloso de la música es que siempre hay algo nuevo por descubrir, aún dentro del repertorio que ya conocemos”, explicó.

El músico añadió que siempre ha tenido momentos muy especiales. “Tocar conciertos de Mozart para piano y orquesta es de las cosas más increíbles, los conciertos de Beethoven, los de Brahms. En todos hay algo especial en sus discursos, en su modos de enviar sus mensajes a la gente”.

Osorio se ha presentado con las principales agrupaciones de México, ha actuado con las orquestas Filarmónica de Israel, Real del Concertgebouw de Ámsterdam, Filarmónica Real de Londres, Sinfónica de Detroit, Philharmonia, Sinfónica Nacional del Perú, Filarmónica de Bogotá, Sinfónica de RTVE, Nacional de Francia, Sinfónica Estatal de Moscú, de Valencia y Sinfónica de Dallas, entre otras.

Además ha sido dirigido por algunos de los maestros más importantes, como Bernard Haitnik, Klaus Tennstedt, Lorin Maazel, Rafael Frühbeck de Burgos, Luis Herrera de la Fuente, Eduardo Mata, Carlos Miguel Prieto, Enrique Bátiz, Enrique Diemecke, Jesús López Cobos, Manfred Honeck, Moshe Atzmon y Maximiano Valdés, entre muchos otros.

“He tenido la gran fortuna de tocar junto a grandes directores, pero el interés de todos siempre ha sido la música. Hay muchas personalidades, algunas las podemos entender, a otras no, pero lo único que importa es la partitura, que el público reciba el mensaje vivo y espontáneo. Es emocionante estar fresco al momento de interpretar y disfruto mucho estar solo, con una orquesta o con un ensamble. Me gusta la experiencia en vivo porque una grabación jamás podrá reemplazar ese momento”.

Con 50 de trayectoria, aún faltan por explorar obras, tocar con otras orquestas, visitar países. “El repertorio es tan vasto que aún me queda mucho por estudiar y por descubrir. Además, una obra, por más que la conozca, por más años que haya formado parte de mi repertorio, siempre tendrá algo nuevo cada vez. La maravilla del arte, de la música, es que siempre se está frente a algo nuevo, frente a algo por explorar, profundizar”, comentó.

Aseguró que “hacer buena música es mi principal interés, amo a la disciplina, le tengo amor a la búsqueda de más lecturas. Sé que ahora tengo más experiencia y sé que podría parecer sencillo sentarse y tocar, pero no lo es, yo quiero que el público pueda escuchar las obras, sentirlas”.

Osorio agregó que “con la experiencia también crece la capacidad para ser espontáneo en el escenario. Estoy agradecido por la vida. Hace poco toqué con la Sinfónica de Chicago y apenas empezamos y ya estaba yo muy emocionado, sorprendido, conmovido por la maravilla de la obra que se estaba tocando. Mi vida ha estado llena de sorpresas”, concluyó.

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