El escritor tiene una buena impresión de quien el día de hoy fue designada por el presidente de México, , como la nueva secretaria de Cultura federal. El narrador asegura que su experiencia en la función pública no es algo que deba despreciarse, que los funcionarios de esa naturaleza deben tener visión y conocer su país y tomar en cuenta el lamentable estado de la educación en México y el daño que produce a su sociedad el entretenimiento masivo y vacuo que promueven los “hombres de negocios”.

“Hay que adaptarse a las cada vez más complejas definiciones de cultura y no transformarse en un fósil de la administración. Saber escuchar y actuar honestamente no es sencillo. García Cepeda llega a un gabinete de muy dudosa calidad, con excepción acaso de , y debe luchar dentro del 'gobierno' y sus corrientes bárbaras y arrogantes para así, desde el Estado, intentar darle a la cultura el peso, la gravedad y la importancia que posee. Yo comenzaría educando al resto de los secretarios de Estado y poniéndolos al tanto del país en el que viven. Va a ser una tarea casi imposible”.

El colaborador de afirma que el cargo es, siempre, más importante que la persona que lo ocupa y los discursos no son acciones. “Por otra parte, yo simpatizo con las mujeres que ocupan puestos públicos; son por lo regular —desde mi punto de vista— más prudentes y firmes que los hombres ávidos de éxito y conquista. Sin embargo, en estos tiempos donde la sabiduría escasea y sobran los opinólogos y detractores de cualquier política o visión que no sea la suya es difícil hacer buen camino. No la conozco personalmente, a García Cepeda, pero tengo por regla estar lejos del poder y no quedar atrapado en sus redes. Cuántos amigos míos destruidos por sus compromisos políticos”.

nrv

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