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Lo pintó Diego porque estaba enamorado de La Doña; no lo quiso ella, María Félix, porque la dejaba ver más desnuda de lo que le gustaba que la vieran; entonces se lo “malvendió” al doctor José Álvarez Amézquita. Su segundo comprador fue Juan Gabriel, quien pagó 15 millones de pesos por él —ya había mostrado su fascinación por la actriz cuando le compuso a finales de los años 70 la canción que decía: “Quién fuera tus ojos, oh María, para ver realmente quién es Dios”—.

Hoy no hay certeza de dónde está el cuadro, y por eso es parte de un proceso legal, como otros bienes del cantante fallecido el 28 de agosto de 2016.

Se ha dicho que podría tenerlo el exgobernador de Chihuahua y hoy acusado de peculado, César Duarte, a quien se lo habría regalado o vendido el cantante. Sin embargo, el mundo del espectáculo ha sumado otras historias, como que había una copia de la pintura, que es la que tendría el prófugo Duarte; que el cuadro está oculto en un departamento o en un hotel en Nueva York; que otro de sus dueños fue Ernesto Alonso; incluso, hasta un supuesto exmanager de Juan Gabriel aseguró a varios medios que lo tenía pero luego se echó para atrás.

Ese ha sido, a grandes rasgos, el periplo de Retrato de María Félix (1949), de Diego Rivera. Es una pintura que, como toda la obra de este muralista, tiene la declaratoria de Monumento Artístico y, en consecuencia, todos los movimientos de compra venta de la misma deben informarse al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Es una obra que no puede sacarse sin permiso de México y cuya venta no puede derivar en su salida del país.

El costo de esa pintura no se conoce. Si se toma en cuenta que en mayo próximo la casa Sotheby’s subastará Retrato de la señorita Matilde Palou (1951), también de Rivera, que tiene un precio de salida de entre dos y tres millones de dólares, en el caso de Retrato de María Félix el precio rondaría una cifra mucho más elevada. La otra obra que Rivera hizo de la actriz María Félix, Madre mexicana, carbón sobre tela, se remató en 2007 en 352 mil dólares.

“Por cuestiones legales no podemos dar ningún tipo de declaración”, fue la respuesta que dio a EL UNIVERSAL el representante de uno de los hijos del cantante al preguntarle por la obra y las investigaciones que se llevan a cabo.

En febrero, Iván Aguilera, hijo de Juan Gabriel, le dijo a la presentadora de televisión Pati Chapoy, en su programa Ventaneando, que desconocían el paradero de la pieza: “Cuando fuimos a hacer el inventario a sus casas, esto (el cuadro) fue algo que dejó en el inventario, en el testamento (en referencia a su padre)”. Agregó que como no se encontró la pintura, el abogado comenzó a hacer las investigaciones, y que estaban en el proceso de recuperar esa obra. Optó por no decir más para “no entorpecer” las investigaciones.

En diciembre de 2016, la familia informó a través de representantes, que buscaba el cuadro que, indicaron entonces, estaría en manos del exgobernador de Chihuahua.

“No hemos tenido información sobre esa obra”, dijo a este medio la semana pasada, vía telefónica, Águeda Lozano, actual titular de la Secretaría de Cultura del Estado de Chihuahua.

No existe, tampoco, información sobre movimientos de la obra en el Instituto Nacional de Bellas Artes.

La historia visual. Retrato de María Félix fue una de las dos obras que hizo Rivera de la actriz.

“No lo saben todos, pero el gran amor de Diego fue María Félix. Tres o cuatro veces le pidió que se casaran; cuando se divorció de Frida, le dijo a María que se casaran y ella le respondió que no”, cuenta Juan Coronel Rivera, escritor, investigador e historiador del arte, y nieto del pintor.

El catálogo de la Exposición Nacional por 50 años de Labor Artística de Diego Rivera, que se presentó en Bellas Artes en 1949, no incluye en su listado esa pintura, a pesar de que Diego quería que ahí se presentara.

María Félix se lo contó a Jacobo Zabludovsky en una entrevista que se encuentra disponible en Youtube: “Yo quería que me pintara de tehuana. Me pintó como él quería: desnuda, porque como él estaba enamorado de mí. ...Lo quería para una exposición en Bellas Artes, no se lo presté. Me dijo de todos los nombres, me insultó. ...Hasta un año después me volvió a hablar”.

La actriz también le contó al periodista que la pintura no le gustó, que tampoco le gustaba a su marido, Alex Berger, y que, por esa razón, un día, ella misma le pidió a un albañil que, con su pintura, interviniera la obra: “A Alex no le gustaba nada: ‘Tienes una pierna de palo, pareces sentada en el water, estás horrible’. Y un día había un albañil arriba y le mandé poner blanco, con un poquito, para tapar un poco todo aquello. Así está, le quité lo desnudo...”

—¿Con yeso?, le preguntó Zabludovsky y ella respondió que no.

—¿Al original de Diego?, insistió el periodista y La Doña dijo:

—Al original de Diego. Pero ¿por qué no? Ahora está mejor.

—¿No lo supo Diego?

—Lo supo Lola Olmedo, y por poco se va al suelo del susto cuando le conté de esto.

En Life. Sin embargo, aunque dijera que no era de su gusto, la actriz sí posó ante la pintura, cuando en 1964, fue retratada con su hijo, Enrique Álvarez Félix, por Bill Ray para la revista Life. La obra también fue destacada en el libro María y sus pintores, donde ella habló del pintor: “En Diego encontré muchas cualidades como amigo, como persona; sin embargo, nunca lo supe apreciar como pintor, tal y como lo han hecho otras personas. Creo que la circunstancia de haber estado tan cerca de él me impidió verlo en su grandeza como artista. Estas palabras no implican una traición a su figura y a su talento, porque yo se lo dije muchas veces personalmente. Él siempre supo lo que yo opinaba de su pintura.”

En el mismo libro, volvió a contar la historia del albañil y, esta vez, dijo que la pintura que aquel usó para cubrir el desnudo sí era de las que se usaban para “restañar las grietas de las paredes, cal o blanco de España”. Ahí mismo reconoció que a su marido le molestaba la presencia de la pintura y que “dio motivo a que tuviésemos un pequeño altercado”.

El escritor Carlos Monsiváis relató en 2008 a la revista Quién que fue el esposo de la actriz quien encargó que le taparan los senos: “Alex Berger, el esposo de María, ante lo que consideró ultraje del pintor comunista que había retratado a La Doña con un vestido transparente, mandó pintar los senos, para alejarlos del morbo que anida en todo espectador”.

En cuanto a la historia de la “intervención” de un albañil, Coronel Rivera cuestiona: “No creo que hubiera sido un albañil. Son mitos de ella. La obra fue retocada, pero lo hizo alguien que sí sabía pintar; es un cuadro que está bien retocado. Yo lo vi, se lo pedimos a Juan Gabriel para una exposición y lo prestó; eso fue hace 20 o 15 años”.

A Zabludovsky, le contó que vendió la pintura y que la vendió mal: “Muy mal vendido, para el que me escucha y que lo tiene, muy mal vendido”, sostuvo la actriz.

En cuanto a cómo pasó de las manos de Álvarez Amézquita a las de Juan Gabriel, Monsiváis relató: “Alguna vez, el doctor José Álvarez Amézquita me refirió una sesión en su casa de Coyoacán, donde Juan Gabriel, o Alberto, no dejó de cantar. Al final de su concierto para seis personas asombradas, Juan Gabriel le pidió al anfitrión que le vendiera el retrato de María Félix hecho por Diego Rivera, cuadro cuyo demérito era de índole moralista. Álvarez le vendió el cuadro en una cifra entonces más prudente que exorbitante: 15 millones de pesos”.

La pintura fue una de las obras que se presentó en el Palacio de Bellas Artes, en 1977, dentro de la Exposición Nacional de Homenaje; el catálogo refiere que entonces la pintura era de la colección del doctor José Álvarez Amézquita. En 1990, la exposición Re-Visión del Cine Mexicano mostró la pintura y en su catálogo refería que la obra era colección de Juan Gabriel.

Tras la muerte del cantante, cuando periodistas del mundo espectáculo indagaban por la distribución de su herencia, comenzó a circular la noticia de que él había regalado o vendido el cuadro al exgobernador Duarte. Una asistente personal del cantante, Yolanda Moreno, aseguró a periodistas del espectáculo que en marzo de 2015 él se había llevado el cuadro para vendérselo al entonces gobernador. La propia Moreno ha ido agregando detalles en cada nueva entrevista: “Le pregunté al señor: ‘¿A dónde lleva la pintura, a dónde la va a dejar?’ Y me dice: ‘Ay, chiquilla, se la voy a dejar, se lo voy a vender al gobernador de Chihuahua’. O sea, no al actual, sino el que acaba de salir”, agregó Moreno. Luego contó que fue a declarar sobre el cuadro.

Medios de Chihuahua sostienen que Juan Gabriel le dio el cuadro a Duarte y que como agradecimiento, él mandó pintar un muro con su imagen en una avenida de Ciudad Juárez.

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