La soprano, maestra e investigadora Verónica Murúa se ha convertido, sin proponérselo, en una de las más importantes figuras dedicadas al rescate de la ópera y de la canción mexicana. El resultado de su más reciente investigación está en el discoEccomi!, con arias de ópera mexicana de los compositores Melesio Morales, Estanislao Mejía, Antonio de María y Campos, Felipe Villanueva, José F. Vásquez, Julio M. Morales y Estanislao Mejía, cuyas obras no fueron estrenadas o no se volvieron a interpretar tras su estreno. El material aporta valiosos capítulos a la empolvada historia de este género en nuestro país.

Eccomi!, en el que participa la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata, bajo la batuta de Iván López Reynoso, es también una historia que retrata la suma de voluntades, así como las trabas institucionales, la indiferencia ante el rescate de la ópera mexicana, el olvido al que se han condenado los compositores, las complejidades que implican la grabación de un material discográfico y el casi nulo apoyo económico para este tipo de proyectos.

El inicio

En 2007 la soprano inició con una búsqueda exhaustiva de partituras con la intención de hacer un rescate de obras mexicanas. El punto de partida fue Melesio Morales, pero el hallazgo de un amplio y desconocido acervo en la Facultad de Música de la UNAM con compositores del siglo XIX se convirtió en la punta de lanza.

En 2010 grabó Posromanticismo mexicano. Antología de obras para voz y piano que incluyó no sólo a Morales, también a compositores como Miguel Planas y María Fajardo, cuya obra era prácticamente desconocida.

“Mi sueño era que voltéaramos a ver esa música. No lo tomé como un estandarte, pero de alguna manera este proyecto de rescate me orilló a hacer tambien un trabajo de difusión, a realizar encuentros de música mexicana, a trabajar con estudiantes e incluso a renovar los planes de estudio de la Facultad de Música porque no había un taller de música vocal mexicana. Los conservatorios, lo sabemos, están hecho a la manera europea, pero en México, a diferencia de otros países, no cantábamos obra nacional”, recuerda la investigadora.

El proyecto continuó creciendo hasta realizar encuentros universitarios de la canción mexicana de concierto, en colaboración con la UNAM. Gracias a este rescate se han grabado cinco discos, uno de cada encuentro; además, Murúa grabó un material más para voz y piano titulado ¡Tu amor es un milagro! con canciones de Abundio Martínez, Miguel Lerdo de Tejada, entre otros. En suma, el trabajo de Muría le ha dado vida a más de 250 piezas olvidadas, grabadas con piano, ensambles barrocos y guitarra. Además,la soprano se comprometió con la difusión y con la divulgación de las partitutas para que los cantantes pudieran apropiarse del material.

“Hay muchos candados para tener las partituras y cuando mis colegas logran obtenerlas se vuelven muy celosos del material, por eso quise que las partituras estuvieran en las grabaciones, en algunos discos no las pudimos digitalizar en su totalidad por cuestiones de espacio pero en Eccomi! están todas para que puedan cantar lo que hay”, explica.

El siguiente gran paso para Murúa era grabar arias con orquesta e incluso grabar una ópera completa. El apoyo llegó a través del Estímulo hacia la Producción Musical Nacional (Epromusica), el Conaculta y el INBA. La solicitud había sida por 860 mil pesos. Sin embargo, al final tuvo un recorte de 55%. Este fue el primer obstáculo.

Consiguió el apoyo de José Areán para que la Filarmónica de la Ciudad de México grabara el material. El día del primer ensayo los músicos rechazaron el proyecto. El segundo revés.

“El monto alcanzaba para grabarlo con piano y para hacer otros gastos necesarios, como el diseño; conseguí el apoyo de la Filarmónica, que gentilmente nos donó las partituras de director, pero no fue posible grabar con ellos”, recuerda.

Además, algunas de las copias no eran legibles o no tenían la orquestación completa. Murúa se aventó al ruedo e hizo lo necesario. Por ejemplo, realizó la orquestación de Antonio de María y Campos.

“Una dificultad más la viví en la selección de las obras. Primero, tenía que decidir qué obras me quedaban vocalmente y armé una lista con obras que pensé que podía resolver. Originalmente elegí una obra de Cenobio Paniagua que nunca se ha cantado, pero el Cenidim no me las prestó con el argumento de que se estaba digitalizando, a la fecha, tres años después, sigue en ese proceso. Por ser profesora de la UNAM tuve acceso a la partitura de Romeo de Melesio Morales, pero tuvo que reconstruirse totalmente, además estaban perdidos 16 compases pero gracias a un libro que me prestó Áurea Maya los encontramos, se orquestaron imitando otras secciones del aria. Ha sido un trabajo muy gratificante. El aria de Keofar de Felipe Villanueva, la busqué en muchos lugares pero no la encontré, así que la reconstruí oyendo una grabación de Teresa Rodríguez, una soprano de los años 50 que la cantó en la XEW, con el apoyo de la paritura para piano. En todo este trabajo tuve asesoría de músicos, directores, de Iván López Reynoso, de muchos amigos que creyeron en este proyecto”.

Ante la ausencia de una orquesta, Iván López Reynoso y Gustavo Rivero Weber ofrecieron el apoyo y se consiguió la ayuda de la Juvenil Universitaria, pero sólo con 35 elementos para reducir costos, presupuesto invertido por la propia Murúa.

El concierto se grabó en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, aunque algunas de las obras se tuvieron que hacer a piano y una con arpa.

El camino no fue fácil. “En todo este proceso me ha quedado claro que somos más los que sí queremos que se hagan las cosas. Me enorgullece aportar un pedacito más a la historia de nuestra identidad mexicana. Todo este trabajo me tiene muy contenta”.

Para adquirir el material consultar http://encuentrocancionmexicana.com/ y a través del correo veronica@veronicamurua.com.

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