¿Sabías que la depresión es la principal causa de discapacidad en el mundo? Según datos de la OMS, esta enfermedad afecta a más de 300 millones de personas, de las cuales 10 millones son mexicanos.

Primero debemos entender que la depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana . La diferencia radica en su intensidad y duración. Puede convertirse en un problema de salud serio y causar gran sufrimiento al alterar las actividades laborales , escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar a la muerte. Cada año se suicidan cerca de 800 mil personas.

Si notas que alguien tiene un estado de ánimo irritable, cansancio, falta de energía, dificultad para concentrase, cambio de apetito, exceso de sueño , odio a si mismo, pensamientos repetitivos de suicidio, sentimientos de abandono o pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, como el sexo, ¡cuidado! Puede tratarse de una persona depresiva que necesita ayuda.

Existen métodos eficaces que pueden ayudarte a superarla. Los médicos pueden diagnosticar y canalizar al paciente con un psicólogo o psiquiatra, según sea el caso, y así recibir el mejor tratamiento, como terapia cognitiva conductual , psicoterapia interpersonal o medicamentos antidepresivos.

Lo triste es que a pesar de que hay tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de los afectados en todo el mundo no recibe uno. Una de las barreras para buscar ayuda son los prejuicios y la discriminación.

En países de todo tipo de ingresos, las personas con depresión a menudo no son correctamente diagnosticadas, mientras que otras que en realidad no la padecen son a menudo diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.

La carga mundial de depresión y de otros trastornos mentales está en aumento. En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud adoptada en mayo de 2013 se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los trastornos mentales.

Tipos y síntomas

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves.

Una distinción fundamental es la establecida entre la depresión en personas con y sin antecedentes de episodios maníacos. Ambos tipos de depresión pueden ser crónicos y recidivantes, especialmente cuando no se tratan.

Trastorno depresivo recurrente: como su nombre indica, se caracteriza por repetidos episodios de depresión. Durante estos episodios, hay estado de ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y reducción de la energía que produce una disminución de la actividad, todo ello durante un mínimo de dos semanas. Muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e incluso síntomas sin explicación médica.

Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones.

Trastorno afectivo bipolar:

este tipo de depresión consiste característicamente en episodios maníacos y depresivos separados por intervalos con un estado de ánimo normal. Los episodios maníacos cursan con estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, logorrea, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir.

Diagnóstico y tratamiento

Hay tratamientos eficaces para la depresión moderada y grave. Los profesionales sanitarios pueden ofrecer tratamientos psicológicos, como la activación conductual, la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia interpersonal, o medicamentos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos tricíclicos.

Los profesionales sanitarios deben tener presentes los posibles efectos adversos de los antidepresivos, las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de intervención (por disponibilidad de conocimientos técnicos o del tratamiento en cuestión) y las preferencias individuales. Entre los diferentes tratamientos psicológicos a tener en cuenta se encuentran los tratamientos psicológicos cara a cara, individuales o en grupo, dispensados por profesionales o por terapeutas legos supervisados.

Los tratamientos psicosociales

también son eficaces en los casos de depresión leve.

Los antidepresivos

pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, y no se deben utilizar para tratar la depresión en niños ni como tratamiento de primera línea en adolescentes, en los que hay que utilizarlos con cautela.

***Con información de la Organización Mundial de la Salud

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