El 2016 pasará a la historia como un año trascendental en la definición del futuro de la industria automotriz.

Hemos analizado en este espacio las estrategias y tendencias tanto de los grandes fabricantes de equipo original como de nuevas compañías tecnológicas hacia el futuro de la industria, que se vislumbra totalmente diferente al modelo heredado de principios del siglo XX.

Las principales áreas de innovación en el sector, de acuerdo con Boston Consulting Group, están en el tren motriz, los materiales ultraligeros, la conectividad, la movilidad y la conducción autónoma.

En cuanto al tren motriz, la tendencia de las armadoras estará en los autos puramente eléctricos, pasando por una etapa de transición de autos híbridos, que combinan el motor tradicional de combustión interna que recarga las baterías y un motor eléctrico, sistemas de propulsión complejos y de alto costo.

El avance en la capacidad de almacenamiento de energía de las baterías de litio, su escalabilidad económica y por ende disminución de costos, ha permitido que empresas como General Motors y Tesla estén presentando vehículos con rangos de autonomía de más de 400 millas por carga a precios competitivos. Estas innovaciones representan un gran avance tecnológico; sin embargo, su mayor impacto está en el aspecto ambiental, si se considera que la potencia utilizada por estos vehículos sea generada sustentablemente a través de fuentes de energía renovables como la solar y eólica.

La revolución que transformará radicalmente al sector, en los próximos 20 a 30 años, está ligada fundamentalmente con la conducción autónoma, la movilidad y la conectividad.

Si consideramos que un vehículo autónomo estaría disponible en el momento requerido y nos brindaría la privacidad y comodidad que hoy en día ofrecen los automóviles para trasladarnos de un punto a otro, añadiendo el tiempo disponible para realizar otras actividades durante el transcurso de un viaje, el concepto tradicional de poseer un vehículo compite contra la movilidad.

El modelo de poseer un automóvil y tener una baja ocupación —de 24 horas diarias solamente utiliza una hora de ida y otra de regreso al lugar de trabajo— es poco productivo, dado que la inversión en la compra del auto es alta y su uso es bajo.

El modelo actual del sector cambiará a una oferta de valor más integral relacionada con servicios de movilidad, principalmente en las zonas urbanas.

Esta migración es cada vez más evidente, con empresas que ofrecen un servicio de movilidad conectado a smartphones, como Uber, Cabify y Lyft, sin embargo, este modelo sólo es un primer paso hacia otro más eficiente, con flotas de vehículos autónomos conectados a través de un sistema operativo y de información más robusto, que permitirán reducir el costo de este tipo de servicios.

Según estimaciones realizadas por Ford, el costo actual promedio por milla de un servicio de movilidad como Uber es 2.50 dólares, mientras que el costo de un taxi autónomo, que no requiere chofer, bajaría a aproximadamente 1 dólar por milla.

El modelo actual no es sustentable dado el crecimiento de la población fundamentalmente en zonas urbanas y los costos asociados con la infraestructura para el uso individual del automóvil.

Por lo tanto, la industria automotriz se verá en la necesidad de adaptarse a las nuevas realidades, y habrá que ver si los líderes actuales del sector son capaces de amortizar y reconvertir sus inversiones actuales de cara a los cambios tecnológicos y sociales que se avecinan.

El autor es profesor decano del Área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School

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