Hay pocas personas que comprenden cómo funciona el sistema financiero en México, pero más aún hay pocas personas que han podido emprender dentro de él con éxito. Con el boom de los fondos de inversión en nuestro país, Álvaro Mancera se unió con Televisa para crear la primera distribuidora de acciones de sociedades de inversión: Más Fondos. Ahora era posible que las personas “de a pie” tuvieran acceso a instrumentos con mejores rendimientos. Álvaro lo hizo posible.

Álvaro estuvo en el momento adecuado con las personas adecuadas. Mientras era el director adjunto de la Bolsa Mexicana de Valores, reformó el sistema tecnológico de la misma para que funcionara acorde al resto del mundo.

Con 10 años de experiencia y una asociación con Azimut, los fondos de inversión italianos (600 mil millones de pesos en todo el mundo), tienen un mercado interesante para crecer, pues los mexicanos seguimos sin hábito de ahorro.

Nuevo oeste. Por las mañanas, con una taza de café en la mano, Álvaro Mancera abre la puerta de su casa que da un breve jardín. Es su momento. Allí reflexiona sobre el rumbo de su compañía, alguna decisión difícil que tiene que tomar, ya sea familiar o de negocio. Mientras tanto, como en un segundo plano, su mente elije qué rama cortar de aquellas plantas. Hay días en que solo corta una pequeña rama, otros donde son tres o cuatro. Otros, donde nota que ha pasado un jardinero profesional por ese espacio propio, lo cual no es bien visto por sus reflexiones, que requieren cierta intimidad.

La meta de Más Fondos para el siguiente año: triplicar los activos. De ver crecer las cosas es algo que Álvaro practica cada día durante esas mañanas con taza en mano. De esos momentos ha sido de donde aparecen las decisiones más importantes del día.

Una de ellas es “Súbete a un negocio que tenga mucho potencial”. Se trata del consejo que se da a los emprendedores. En fondos de inversión, el potencial es casi infinito. Prácticamente los mexicanos no tenemos la costumbre del ahorro o la inversión, así que el mercado sigue siendo el nuevo oeste. Pero no cualquier podía emprender en este territorio. Se requería de alguien que dominara el tema y la relación con el regulador para abrir la tienda de Fondos de Inversión. ¿Cómo obtuvo esa experiencia Álvaro Mancera?

Nunca terminas de aprender. Su primer trabajo le determinó a qué se iba a dedicar. Entró a Banco del Atlántico, que más tarde fue adquirido por Banco Internacional, que después se convirtió en Bital y finalmente fue comprado por HSBC. A la distancia, lo que sucedió en los bancos habla de lo efímero de este negocio.

En 1986, en el banco del logo blanco con una embarcación azul, Álvaro Mancera, aún estudiante, entró a las áreas de operación de divisas. Ese tiempo le sirvió, pero lo que le cambió la perspectiva sobre las finanzas fue cuando colaboró en el mercado de dinero. “Aprendí mucho sobre el sistema financiero.” Aún no tenía gente a su cargo, pero “con el tiempo uno va subiendo de posición”.

Después de trabajar un tiempo, hizo su maestría en el ITAM. “No creo que es de la mejor manera hacer una maestría sin haber trabajado. Estás en una mejor posición para aprovecharla. Esa teoría en el salón de clases las puedes contrastar con situaciones en la realidad”.

Al terminar la maestría le ofrecieron trabajo en la Bolsa Mexicana de Valores. Era 1993 y Álvaro estaba por experimentar una crisis mundial dentro de la bolsa.

Se dieron cambios importantes: “Las bolsas en ese momento estaban trasformándose de ser mercados que operaban a viva voz; las personas manifestaban sus posturas en el piso de remates. Ahora más apoyados en la tecnología, con la idea de volverse mercados electrónicos. Tuve la oportunidad de vivir ese momento”.

Álvaro Mancera fue uno de los responsables por hacer la migración de viva voz a un sistema completamente electrónico. Quizá de la parte más importante: la implementación.

Esos nueve años siempre los recuerda con nostalgia porque allí fue donde dominó el mercado bursátil. “En gran medida Manuel Robleda (quien fue director) fue mi mentor en estos temas financieros. Acabamos siendo socios en Más Fondos.”

Cuando se anuncia que se van a poder emitir Fondos de Inversión para cualquier personas y por montos muy accesibles, Manuel Robleda y Álvaro Mancera sabían que tenían que estar ahí, esta vez como emprendedores.

De corros y muñecos. Al llegar a la bolsa, en 1993, había 250 personas trabajando en el piso de remates. Esas imágenes que hoy se proyectan en los noticieros cuando muestran una nota relacionada con la BMV, donde aparecen unas personas simplemente sentadas bajo la cúpula de Reforma, en ese momento no existían.

Más de 20 casas de bolsa se tenían que coordinar con sus representantes en el piso de remates. “Había personas que recibían las órdenes, se las deba al operador de piso, y comenzaba a viva voz la compra o venta. Se tenía que escuchar claramente.”

Al cerrarse una transacción, se firmaba un “muñeco”, como le llamaban a ese documento que se entregaba al funcionario de la bolsa en los “corros”, esas islas dentro del piso de remate. Desde ahí se confirmaba y se capturaba.

“Imagina todo lo que tenía que suceder para ejecutarse una orden. Los flujos de órdenes no era lo más eficiente. Era complicado. En un día habitual se ejecutaban tal vez 2 mil 500 hechos (transacciones)”. Cuando había días de mucha operación se podía llegar a 5 mil. “Recuerdo que un día extraordinario, tuvimos 8 mil. Se tenían que hacer recesos para procesar las órdenes”.

Hoy, se realizan 180 mil operaciones al día.

Hoy puedes tomar una computadora, si tienes una cuenta en una casa de bolsa, pones tu postura y si se encuentra se efectúa y se acabó. Allí estuvo Álvaro para hacer que esto pasara.

Retos personales. Ser un funcionario de alto nivel en la bolsa no es tarea fácil. “Tienes que conciliarlos al tiempo de procurar desarrollar el mercado de la mejor manera posible. Eso le toca a los ejecutivos de la BMV.”

Aquel cambio al sistema electrónico implicó algo más que el volumen de transacciones. “Aquellos involucrados en realizar distintos trabajos cambiaron de manera drástica la manera de cómo hacían las cosas.”

Llevaban 100 años operando de la misma manera. “Habían personas que llevaban 30, 40 años en el piso de remates. Lo que habían hecho toda su vida”. El piso de remates se cerró de un día para otro.

Otro cambio que se le atribuye a Álvaro Mancera es haber puesto en marcha el SIC, Sistema Internacional de Cotizaciones, es decir, la manera para operar valores accionarios extranjeros. Es gracias a este sistema que hoy puedes comprar en la BMV una acción de Apple o Netflix. “Eso ha permitido a los accionistas mexicanos a una infinidad de productos, registrados localmente. Abona para desarrollar el mercado financiero. Se les abre el abanico de opciones de inversión para un cliente local. Ha sido aprovechado por los fondos de inversión, las acciones y los individuos.”

“Hoy, 30% o 40% del importe total operado diario corresponde a esta sección.”

Estilo personal. Algo se distingue en las oficinas de Más Fondos: nadie está ahí después de las 6 de la tarde.

Para Álvaro, lo importante es administrar el tiempo y las tareas con las personas adecuadas. “Primero tener a las personas indicadas, dejarlos hacer su chamba, y luego reunirse para dar seguimiento. El desorden muchas veces lo pone el jefe. Lo importante es dirigir. No quitarles el tiempo.”

Y para que le dé tiempo de platicar con la prensa, tener una reunión con un posible socio o cliente, requiere de un estilo propio. “Mi estilo se basa mucho en delegar. Si no funciona, es porque no tengo a la persona correcta.”

En un evento público que tuvieron con 650 personas en el hotel Hyatt, Álvaro no se puso a definir cada detalle. Lo delegó todo. “Tenemos a una persona muy capaz. En ese momento, esa persona se convierte en mi jefe. Si yo no confío en ella, el problema no es de ella, es mío.”

*** Con su nueva aventura, no pensaba ir solo. Se asociaron en un principio con Televisa, para llegarle a más personas. La relación terminó y recientemente Más Fondos fue adquirida por Azimut, operadora de fondos italiana.

“La última transacción de viva voz se hizo entre el agente de bolsa más viejo vivo en ese momento y el operador más joven que había en el piso de remates.”

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