La Reforma Energética es una de las reformas estructurales más importantes para el país debido al potencial que tiene para generar desarrollo y crecimiento económico. A pesar de ser una Reforma que se discutía desde hace varios sexenios, fue aprobada hasta diciembre del 2013 y la Ley sobre Hidrocarburos en agosto de 2014.
El que fuera un proceso tan largo y esperado, contribuyó a generar una expectativa muy alta en los resultados de la Reforma. En un principio, las proyecciones del gobierno federal, de acuerdo con lo mencionado por el Presidente Enrique Peña Nieto hablaban de un crecimiento del PIB de entre el 5% y 6% anual en los dos últimos años de su administración. Esta proyección ha disminuido y algunas instituciones como BBVA BANCOMER proyectan que el efecto de la reforma energética sería del 4% y se alcanzaría hasta el 2020.

Este cambio en la proyección de crecimiento económico del país, se debe principalmente a la baja en los precios internacionales del petróleo. En 2014 el máximo de la mezcla mexicana de petróleo fue de 102.41 dólares por barril terminando el año en 45.45 dólares y manteniendo este promedio en 2015. Los precios internacionales del crudo han caído desde junio 2014 ante una sobreoferta de producto de Estados Unidos (10 millones de barriles al día vs. 2.4 millones de México) y la negativa de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de recortar su producción.

De acuerdo con datos del Financial Times de 2014, cada dólar que cae el precio de un barril de petróleo recorta aproximadamente 300 millones de dólares a la recaudación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Esto es significativo debido a que se calcula que 40% de los ingresos públicos vienen del sector energético y porque ha habido una caída en la producción del petróleo del país; hace 10 años la producción era de 3.4 millones de barriles diarios y ahora está en 2.4. Estas condiciones tienen como consecuencia que haya menor exportación, bajos precios de venta y menores ingresos públicos.

Aunado a esto, hay algunas reservas sobre si PEMEX y la CFE están listas para competir con empresas internacionales habituadas a esquemas de competencia abierta y si la carga fiscal y los sindicatos permitirán a las paraestatales realizar inversión a largo plazo y en infraestructura.

A pesar de esta perspectiva, algunos expertos son optimistas sobre los resultados que va traer la Reforma al país. De acuerdo con un estudio cualitativo realizado por el Centro de Opinión Pública UVM, expertos en el sector mencionan que el país sigue siendo atractivo para la inversión extranjera. México cuenta con reservas de crudo para los próximos 100 años y es la cuarta reserva de gas natural a nivel mundial.

Este estudio menciona que la entrada de inversión extranjera será más lenta debido a los precios internacionales del petróleo, pero se mantendrá constante. Los expertos del sector proyectan que la Reforma traerá aproximadamente 135 mil nuevos empleos en los próximos 3 a 5 años y de acuerdo con la normativa de la Reforma el 35% de estos empleos tendrán que ser para mexicanos.

El estudio del COPUVM menciona que los resultados de la Reforma dependerán del alza en los precios del petróleo; pero también de la forma en que se implemente la reglamentación para poder atraer inversiones y productividad. El precio del petróleo es una variable importante porque cuando baja el precio, se generan menores ingresos y no será tan atractivo explorar en aguas profundas donde los costos de extracción pueden rondar los 45 dólares por barril. En cuanto a la reglamentación, se debe buscar que PEMEX se modernice y aprenda de la competencia; también es importante que este proceso sea acompañado con ajustes en reformas estructurales como la fiscal para que la aportación monetaria de PEMEX al Estado paulatinamente se adapte a los resultados y necesidades del sector.

Aunque la Reforma Energética y la Ley de Hidrocarburos traerán resultados positivos para el país, el monto de crecimiento económico que pueden generar depende de variables que no se pueden medir con exactitud a largo plazo. Esto indica que cualquier proyección todavía tendrá una alta probabilidad de ajustes.

Coordinadora del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México

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