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Entre abrazos, besos y selfies, como si en verdad fuera el presidente legítimo de México, tal como se proclamó desde su primera derrota en la elección presidencial de 2006, Andrés Manuel López Obrador fue acogido por sus más fieles militantes.

En medio de los campos de futbol llanero del deportivo Reynosa, en Azcapotzalco, el tabasqueño fue designado presidente de Morena en el Congreso Nacional Ordinario.

No sorprendió. Se podría citar el lugar común: fue la crónica de una dirigencia anunciada. La estrategia está cuidadosamente diseñada para que el político siga su camino y enfrente una tercera contienda electoral en 2018. Como él mismo ha dicho: “La tercera es la vencida”.

Faltan tres años para los comicios presidenciales, pero AMLO se siente confiado. Habla de una victoria anticipada de Morena, reta a sus oponentes y al gobierno federal.

El político de Tabasco se siente cómodo, como una estrella de rock frente a sus fans, en medio de sus congresistas; casi 2 mil de todo el país, aglutinados debajo de un domo. Pasea un poco, se desabotona el saco del traje azul marino y se acerca a sus seguidores. Click, un selfie acompañado de besos, apretones de mano y abrazos efusivos, tanto o más como los gritos de “¡presidente, presidente, presidente!”, de las centenas de gargantas.

Los militantes de Morena sacaron el fan que llevan dentro y no dudaron ni un segundo en gritar, silbar y apoyar a AMLO.

A los congresistas los separaba una reja que dividía a los integrantes generales, de los personajes VIP, entre ellos los senadores Layda Sansores y Manuel Bartlett; y también a Andrés Manuel hijo.

Sus seguidores lo cuidan. Lo sacan a empellones de una multitud de reporteros que lo cuestiona sobre las acusaciones del líder del PRI, Manlio Fabio Beltrones, por una supuesta sobreexposición de su imagen en spots de Morena. Antes de ser sacado de la multitud de cámaras y micrófonos, recalca: “El PRI me quiere borrar de la radio y la televisión”.

Pasaron seis horas antes de la elección interna y la designación de López Obrador como presidente del partido. Mientras tanto, los congresistas de Morena no perdieron el tiempo, algunos se echaron un coyotito aprovechando el pasto del lugar; los más activos prefirieron sacudir el cuerpo y bailar al ritmo de la música de fondo del sonido local, que lo mismo ponía cumbias, salsa y un poco de rock alternativo.

Se escuchó decir a algunos militantes: “Si no te ensucias es que no fuiste al Congreso Nacional de Morena”. Y no es para menos, entre tanta tierra suelta en el deportivo.

Más liviano, y en mangas de camisa, se vio caminar solo a Andrés Manuel por las pistas del lugar. Sabía que había sido ungido como presidente del partido, sin votación, porque fue el único que se registró para participar por el cargo.

Y es que, ¿quién le iba a hacer sombra al fundador del partido?

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