El INE publica hoy el calendario del proceso electoral y destacan las fechas siguientes: la recepción y análisis de la intención presentadas por las personas interesadas en postularse a una candidatura independientes (8 sept.-14 oct. 2017), las precampañas (14 dic. 2017 a 11 de feb. 2018), registro de candidatos (11 al 29 de marzo), campañas (30 de marzo) y jornada electoral el 1 de julio.

Con esto se fija el arranque de los precandidatos y candidatos de los diversos partidos e independientes. Todo hace prever en estos momentos que, sin importar del número de aspirantes a la Presidencia de la República, el electorado se va a dividir en tercios: el PRI y sus aliados, el Frente Ciudadano por México (PAN, PRD y MC) y Morena. El peso de los independientes todavía es poco significativo. Sin embargo, el inicio de las precampañas se antoja lejano. Hay un vacío de tres meses que seguramente se llenará con los procesos internos y los reacomodos de fuerzas, que ya empezaron a ser evidentes la semana pasada con el perdón que otorgó el padre amoroso a los hijos descarriados que vuelven al redil (AMLO y el matrimonio Bejarano-Padierna).

El tercio más inestable es el Frente. Una parte de los panistas (especialmente el calderonismo representado por Margarita Zavala) no está convencido que la alianza con el PRD sea el camino adecuado, desconfía de los resultados de las negociaciones de Anaya y espera para tomar una postura definitiva a la determinación del método para la elección del candidato frentista. En el mismo sentido, un sector de los perredistas, que expresaron su descontento con la idea de una alianza con la derecha, determinó por separado irse a Morena, algunos de ellos tragándose el orgullo y a la expectativa de recibir algo en el reparto de las candidaturas.

Si el frente se malogra, el escenario cambiaría a una distribución a cuartos, el peso de los independientes pudiera aumentar y el PRD sería el que correría el mayor riesgo de quedar en un cuarto lugar con baja votación, menos del 10%, y la competencia se centraría entre AMLO y el candidato mejor posicionado del PRI o del PAN. Esta situación puede favorecer al personaje del PAN que esté mejor posicionado en las encuestas en los próximos meses o incluso a un independiente.

Lo previsible, en cualquiera de los dos escenarios, es que Morena dé la batalla hasta el final y que su votación sea suficiente para tener una representación política importante en el Congreso de la Unión. Esto contrasta con lo que se intuye que sucederá con el PRD, a quien las encuestas ubican en cuarto lugar y explica el lento éxodo de cuadros a otros partidos, como Ifigenia Martínez, Pablo Gómez o Rosario Robles, entre otros.

El escenario electoral disimula decisiones más profundas: la ciudadanía votará por la continuación del modelo de gobierno de los últimos treinta años o preferirá un giro hacia una opción más “populista”. Esa es la encrucijada que planteó el Presidente en su mensaje del 5° Informe: seguir “construyendo sobre logros anteriores… profundizarse en los cambios realizados… o ceder a un modelo del pasado que ya ha fracasado…”. El Presidente parece inclinarse por evitar el pasado que es conocido y prefiere la única vía segura hacia el desarrollo que es trabajar con responsabilidad y unidad, pero esa es una decisión de los ciudadanos que se verá en julio entrante.

Esto último hace que pongamos el énfasis en los personajes. ¿Quién puede proyectar una trayectoria honesta y comprometida con un mejor futuro que confronte la fuerte imagen de AMLO? ¿Quién puede enarbolar un proyecto de gobierno creíble que no se sustente en promesas de gasto social no financiables para convencer? ¿Quién puede romper los intereses creados de los grupos clientelares que suelen secuestrar las campañas que necesitan movilizaciones para apoyar los mítines?

El calendario publicado marca los tiempos en que los personajes difunden una imagen y un proyecto más abiertamente y sin los subterfugios que han utilizado varios precandidatos para promocionarse. Es el arranque de un proceso político definitorio para las próximas dos décadas, ya que el perfil del electorado ha cambiado sustancialmente con respecto del 2000, año de la alternancia, y por su juventud no tiene la experiencia directa del pasado fracasado (el autoritarismo populista) al que hacía referencia el Presidente Peña. En breve conoceremos a los candidatos –partidistas e independientes- pero estos momentos son cruciales para conocer la orientación y posicionamientos de las próximas campañas debido a que son los propicios para las alianzas y, en su caso, los distanciamientos u optar por la vía de los independientes.


Profesor de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac del Norte
cmatutegonzalez@yahoo.com.mx

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