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Llegó Alfonso Nieto con su esposa Cristina, quien recién se enteraba que estaba embarazada de Matías…“Nos vamos a Venezuela, voy a firmar con un equipo de allá”, dijo el futbolista, desesperado por encontrar trabajo, por seguir su carrera, después de que en México se le cerraron las puertas.

Cristina dudó un momento, pensó en la situación de aquel país, pero al final, apoyó a su esposo.

Así comenzó la historia de José Alfonso Nieto, jugador surgido de los Pumas de la Universidad, quien vio a Venezuela como el paraíso, pero se le volvió un infierno. A inicios de 2018, el volante ofensivo veía una nueva oportunidad: “Cuando en México no encontré dónde jugar, busqué por medio de contactos. Fue el Pikolín, Marco Palacios, quien me conectó con un empresario, me vio jugar en Estados Unidos y cerramos el trato”.

Se fue a jugar al Carabobo F.C. de la primera división venezolana. “Sabía lo que sucedía con el régimen de [Nicolás] Maduro, pero pensé que ‘no era para tanto’”.

La llegada a Venezuela fue de lo mejor, “todos me trataron bien. Mi esposa llegó un mes después, tenía dos meses de embarazo”.

Pero… “había algo que no esperaba. Largas filas para comprar comida, medicina, poca mercancía en las tiendas, mucha carencia”.

La situación no era la mejor, “mi esposa y yo llevamos mucho parque de México, cosas que no había allá, pero cuando se nos acabaron comenzamos a sufrir. En el club no me pagaron los tres primeros meses, quería regresarme ya, pero mi esposa no podía viajar”. Llegó el momento del parto, “cosa difícil. Fuimos a un hospital privado en el que no había nada, por medio de contactos encontrábamos la medicina; en las farmacias no había. Una enfermera nos adoptó, mi hijo Matías nació bien, pero ya no estaba a gusto”.

El torneo venezolano terminó, aunque la gente del Carabobo quería que siguiera, “decidí que era tiempo de regresar”, pero ahí empezó la pesadilla. Matías necesitaba un pasaporte, pasaporte venezolano, y simplemente “no se lo querían dar. Fui a la embajada mexicana y no me ayudaron. Las cosas se complicaron...”.

Había que irse, “en Valencia [sede del Carabobo], no nos podían solucionar lo del pasaporte, así que nos fuimos a Caracas y ahí fue peor, durante dos meses fuimos diario a la oficina de pasaportes y siempre nos lo negaban”.

Hasta que “un día, desesperados, llegamos a las nueve de la mañana, no sé cómo le hicimos, pero a las ocho de la noche salimos con el pasaporte de Matías. Lloramos, la verdad sufrimos mucho”.

Hoy Alfonso Nieto está como cuando se fue... sin trabajo. El futbol mexicano volvió a cerrarle las puertas, pero “estoy en mi país, con mi gente. Allá las cosas están mal... ojalá que las cosas cambien, porque quiero regresar, quiero que Matías conozca dónde nació”.

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