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A principios del año pasado, unas cuantas horas después de que fue nombrada comisionada de la Conferencia de la Costa Oeste de la NCAA, Gloria Nevarez hizo una visita a Spokane, Washington, para salvar la relación con la universidad de Gonzaga.

El Final Four estaba por comenzar y el programa deportivo de los Bulldogs, una fuerza dominante dentro del basquetbol universitario estadounidense, analizaba un cambio de liga.

Nevarez entendía que la West Coast Conference no sería la misma sin Gonzaga y puso toda su capacidad y experiencia para retener a los Bulldogs. Con determinación y su experiencia, Gloria consiguió zanjar su primer reto.

Esa voluntad para pelear por sus deseos, Gloria lo aprendió de niña en Santa Clara, California, en el seno de una familia mitad mexicana que en un principio no la dejaba practicar deportes por un tema de color.

“Mi abuela no quería que estuviera en el patio jugando con mis amigos porque decía que me pondría más morena”, contó Nevarez a EL UNIVERSAL Deportes.

Esa fue la primera ocasión en la que Gloria se topó con estigmas de raza y género.

En la Universidad de Massachusetts Amherst, la mexicana fue “clasificada”, como de color.

“En Massachusetts no había muchos latinos, yo era muy orgullosa de serlo. Pero me impactó cómo nos separaban por raza”.

Gloria estudió derecho y siempre quiso dedicarse al deporte para luchar por la igualdad para todas las personas. Hace un año se convirtió en la primera latina que es comisionada en la NCAA.

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