Melbourne.— Toto Wolff, el jefe de la escudería Mercedes, pareció un mediador en la disputa que tuvieron, en plena conferencia de prensa, los jefes de Ferrari y Red Bull, los otros dos equipos llamados a pelear por el título este año en la Fórmula Uno.

“Necesitamos reglas estrictas para una base legal común que nos permita luchar en la pista”, dijo Wolff, sentado justamente entre Maurizio Arrivabene, del Cavallino Rampante, y su par de la organización austriaca, Christian Horner.

Una razón para la confrontación verbal fue el fichaje por Ferrari de Laurent Mekies, un ex delegado de seguridad de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). En su antiguo cargo, el francés de 40 años tenía acceso a información confidencial de todos los equipos.

Sin embargo, eso fue apenas un detalle. El asunto tenía que ver más con el futuro de la máxima categoría, en lo deportivo y en los negocios, bajo el mando de Liberty Media, la empresa estadounidense que el año pasado adquirió la gran carpa.

A eso se refirió claramente Horner en la rueda de prensa conjunta: “En un papel, Liberty debe explicar, junto a la FIA, qué Fórmula Uno quieren”.

Pero los problemas de la vida cotidiana llegaron a la relación en el arranque de la maratónica temporada de 21 carreras.

“Las cosas que me ocupan más son los costos, el rendimiento y la diversidad al interior de la categoría”, dijo Horner. Por lo pronto, los nuevos dueños prestaron atención a otros detalles. Ya no habrá más Grid Girls, sino Grid Kids, conocidos también como estrellas del futuro.

En junio, los dueños informarían más resoluciones.

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