En el cuarto de la tarde, Antonio Ferrera utilizó un capote que perteneció a El Pana ; luego, con la muleta, tejió una imaginativa faena ante un toro del que poco a poco fue extrayendo su buen fondo en la embestida, remató con un volapié rotundo en la suerte suprema, arrancando desde seis o siete metros.

El conjunto le valió un par de trofeos y seguir en el gusto de la afición capitalina, que lo alzó en volandas, al finalizar la corrida.

Luis David

, en el sexto, supo estructurar con el capote y la muleta una faena muy maciza, y solamente por el defecto de colocación en la suerte suprema no obtuvo más de un trofeo.

Reapareció Arturo Macías, tras la cornada que sufrió en Madrid hace cuatro meses y —desde que desfiló en el paseíllo— recibió las muestras de reconocimiento del público capitalino, sabedor del calvario que ha padecido desde su percance y que ahora le obliga a torear auxiliado por la tecnología médica. Su actuación fue meritoria y demostró la vocación que lo impulsa a no arredrarse.

A casi 30 años de la desaparición física de Pepe Alameda , sigue vigente su frase: “ El toreo no es graciosa huida, sino apasionada entrega ”. Así lo vivimos el 26 de enero.

El próximo sábado 1 de febrero, a las 3 de la tarde, evento en La México gratuito para acercarse al toreo. Quedan todos invitados, nunca se había celebrado un acontecimiento de esa índole. A disfrutarlo.

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