Un tanto de Gerard Moreno sobre la bocina alivió la falta de pegada de España y sirvió al equipo de Luis Enrique para sumar un empate frente a Suiza (1-1) en un choque en el que falló dos penaltis en la segunda parte.

El punto en St. Jakob-Park no fue suficiente para mantener el liderato del grupo 4 de la Liga de Naciones. Alemania no falló ante Ucrania y España deberá ganar en Sevilla al cuadro germano si quiere seguir peleando por el título.

Como en otras ocasiones, la falta de contundencia arriba marcó el devenir de un duelo en el que la salida en la segunda parte de Álvaro Morata y de Gerard Moreno electrificó a España en su búsqueda de un empate que parecía poco posible por la mala suerte de Ramos y por la escasez de ideas en los últimos metros.

Y es que Luis Enrique hizo buenas sus palabras sobre Suiza en la víspera del duelo. Avisó de que es una de las selecciones mejor trabajadas de Europa pese a que todavía no ha ganado ninguno de los seis partidos que ha disputado en 2020 y no le faltó razón. El equipo de Vladimir Petkovic, pese a no funcionar con sus resultados, siempre es muy incómodo.

Lo demostró desde el primer instante. Petkovic ordenó una presión desde la primerísima línea, casi asfixiante, a la que España respondió con acierto en el tramo inicial del encuentro. Casi siempre consiguió sacar la pelota, a veces con demasiada incertidumbre y tal vez con mucho riesgo hasta el último instante en la figura de Unai Simón, que se unió a sus compañeros en el arte del toqueteo del esférico.

Él fue una de las sorpresas del once de Luis Enrique, que premió su buen encuentro en el amistoso ante los Países Bajos. Además, el técnico asturiano apostó por sentar a Álvaro Morata y jugar arriba con Dani Olmo en punta flanqueado por Ferran Torres y Mikel Oyarzabal a los lados.

Con esos mimbres, España consiguió quitarse de encima la asfixiante presión helvética, pero no tuvo mala uva en ataque. Casi siempre faltaron ideas en el último pase y sobre todo contundencia, porque aunque los hombres de Luis Enrique no acertaron en el primer acto, sí tuvieron ocasiones.

Casi todas fueron tímidas o erráticas. Desde lejos lo intentaron Fabián Ruiz y Ferran Torres, que mandaron dos disparos por encima del larguero. El primero también lo intentó en una segunda ocasión en la que obligó a Sommer a sacar una buena mano. Como Mikel Oyarzabal, que a punto estuvo de sacar petroleo de un centro que se le escapó de las manos al portero suizo.

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Y, mientras, Suiza, que esperaba agazapada su oportunidad, consiguió su premio al segundo intento. En el primero, Unai Simón fue decisivo con una gran intervención ante Xherdan Shaqiri en un mano a mano. En el segundo, no hubo tanta suerte. En un desajuste defensivo general, Breel Embolo penetró por la banda derecha y su centro lo remató Remo Freuler a la red de la portería española sin que Unai pudiera hacer absolutamente nada.

Más que un premio para Suiza fue un castigo para España, incapaz de sellar con un gol sus ocasiones como sí hizo su rival. Y, para rematar la faena, sobre la bocina Mikel Merino no acertó a rematar bien casi debajo de la portería un córner de Reguilón que dio paso al descanso.

Luis Enrique, consciente del problema, no tardó en mover piezas y sacó al campo a Álvaro Morata, que salió al terreno de juego por Fabián en un momento crucial del choque, cuando Sergio Ramos se convirtió en héroe y villano casi al mismo tiempo.

Primero, enmendó un error de Unai, que falló estrepitosamente en un despeje y dejó en los pies de Haris Sferovic el 2-0. Por allí pasaba Ramos para salvar el tanto helvético con un despeje sobre la línea de su portería. Justo después, él mismo provocó un penalti tras rematar un córner a un brazo de Ricardo Rodríguez y él mismo falló el lanzamiento.

Sommer se encargó de detener el intento del jugador del Real Madrid, que acumulaba 23 penaltis sin fallar. Y, ya de pasó, mantuvo la ilusión en Suiza, que aún confiaba en un empate en el Alemania-Ucrania para mantenerse en la pelea por pasar a la siguiente ronda.

Esa intervención convirtió a España en un equipo más vulnerable. Más volcado en la búsqueda del empate, dejó más espacios aptos para los contragolpes de Suiza. Con media hora por delante, todo era posible, el empate o la sentencia.

Sin embargo, los hombres de Luis Enrique siguieron timoratos en ataque. No llegaban las ocasiones pese a jugar en muchos momentos cerca del área suiza y en los últimos 20 minutos aparecieron Adamá Traoré, Sergio Canales y Koke Resurrección.

El último intento en la búsqueda de la fluidez necesaria y de la contundencia en los metros finales tampoco fue efectivo. Sólo hubo un momento de inspiración en un pase de Koke a Morata que acabó de nuevo en penalti y expulsión de Elvedi por doble amonestación. Ramos repitió y de nuevo se encontró con Sammer.

Su lanzamiento, raquítico, sin fuerza, en una especie de intento a lo Panenka que no lo pareció, casi selló el destino de la selección española. Lo arreglaron entre Reguilón y Gerard Moreno, el último en salir para tocar arrebato. A los 89 minutos, una internada del lateral zurdo del Tottenham acabó en la red tras un remate del ariete del Villarreal que acabó con la falta de pegada de España y que hizo justicia en el marcador. Ahora, Alemania espera en La Cartuja.

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