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El París Saint-Germain se juega una parte importante de su futuro en la eliminatoria de octavos de final de la Champions League, que comienza hoy contra el Real Madrid.

El equipo francés, propiedad de Qatar, necesita el triunfo para restablecer su equilibrio financiero y eludir una posible exclusión de la próxima Champions. Ahora acumula un déficit de 80 millones en sus cuentas tras fichar este verano a Neymar y Mbappé. Si no lo compensa con 80 millones de ingresos, la UEFA puede sancionarlo.

La única forma que tiene el equipo de conseguir ese dinero, es ganar la Orejona (con un premio de 50 millones) y sumarle los 30 millones de derechos televisivos por llegar a la última ronda del campeonato.

Destronar al Real Madrid, vigente campeón, tendría también una repercusión simbólica. Los grandes clubes europeos (Manchester United, Bayern, Barcelona y Juventus), se han unido para pedir a la UEFA una legislación más estricta contra el modelo de los “petrodólares” que financian al PSG y el Manchester City.

Ambos clubes, propiedad de jeques árabes, han reventado el mercado de fichajes y aspiran a dominar el futbol europeo. El PSG gastó el verano pasado 420 millones en comprar sus dos estrellas.

Sobre la mayor de ellas, el brasileño Neymar Jr. (222 millones) recae la responsabilidad de demostrar la viabilidad del modelo. Con 26 años, él debe convertir en campeón a un club fundado en 1970, que ha tardado 30 años en tener una verdadera afición. Con 28 goles y 16 asistencias en 27 partidos, es el mejor representante de esta filosofía del descaro y el dinero rápido. Las miradas de todos los aficionados de Europa recaerán hoy sobre él cada vez que encare la portería del Madrid.

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