El campeón no puede ganar, está sumido en la mediocridad absoluta. Y no es cuestión de falta de tiempo para recuperarse después de obtener el título del , porque el América, el otro finalista, ya está ganando con todo y sus ausencias. No es una situación exlusiva de problemas en la condición física (si es que con eso lo quieren justificar), es algo mental.

Los Rayados no funcionan, siguen sin obtener una victoria y apenas tienen tres de 18 puntos disputados, lo cual habla de un pésimo manejo del equipo después de conseguir el campeonato.

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Ayer, estuvieron cerca de la victoria ante un FC Juárez que está convertido en uno de los equipos revelación del torneo, pero una buena decisión del árbitro Óscar Macías, al invalidar el gol de Vincent Janssen (por una mano del hólandés) se lo impidió.

Pero más allá de la decisión del silbante, que está totalmente sustentada por el reglamento, al Monterrey le falta contundencia, le falta claridad y tranquilidad. Los Bravos tuvieron buenos minutos en el primer tiempo y con el gol de Maxi Olivera , al minuto 27, volvieron a poner nerviosa a la afición de los Rayados; pero éstos respondieron pronto, al 34’, por conducto de Rogelio Funes Mori .

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Pero después de eso les volvió a faltar dar el golpe final. Tan es así, que la más peligrosa para los de casa vino de un contrario en lo que casi era un autogol ya en la segunda mitad.

A este Monterrey, cuyo técnico, Antonio Mohamed , además salió expulsado por sus reclamos, se le acaba el tiempo para levantar; luce demacrado el campeón del futbol mexicano.

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