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Traumas. Fantasmas. Temor. Sustantivos y adjetivos todos ellos negativos, por lo menos para el Cruz Azul. Pero hoy se perciben nuevos aromas para los habitantes de La Noria. Los cementeros aseguran: “No le tememos al fracaso”.

Si le preguntan a Rafael Baca ¿qué ha cambiado con referencia a años anteriores?, el volante de contención responde: “Es eso, no le tememos al fracaso, vamos para el frente, no vemos hacia atrás”.

En Cruz Azul, la palabras sufrimiento y frustración están escritas con letras de sangre, sobre el escudo con ocho estrellas.

Primer lugar en la tabla (23 puntos), semifinalista en Copa, con la mejor defensa en la Liga MX (ocho goles recibidos) y una ofensiva decente (18 anotaciones a favor).

Parece que todo el universo se acomoda a favor de los cementeros, pero no es la primera vez que el panorama azul tiene estos tintes. En el pasado reciente (últimos 20 años), La Máquina —al final— se ha estrellado en una pared irrompible y los pedazos sangran dolor y fracaso.

Cruz Azul tiene tres derrotas en el año futbolístico, dos en Liga (Necaxa y Pachuca) y una en Copa (Atlas), así que parece que quien tenga la intención de ganarle, deberá sudar en serio.

“Si dejamos de hacer cosas pequeñas, se ha comprobado que nos han ganado, y el detalle es ese”, dice.

El aire que se respira en La Noria es diferente, por eso las declaraciones son atrevidas, los jugadores no se esconden en el discurso simplista. “Vamos por los dos torneos, ¿por qué no decirlo?, pero lo llevamos partido a partido y, claro, la prioridad es la Liga, sin descuidar la Copa”, asegura.

Y sobre todo: “Hay que perder ese miedo a volver a lo de antes. Hemos tocado fondo, pero ya pasó”.

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